Ecologistas en Acción ha presentado ya un informe con 12 alegaciones oponiéndose frontalmente a la construcción de un hotel de lujo en el Puerto. Sus críticas se centran fundamentalmente en la afección que tendrá el edificio, de 135 metros, en el paisaje litoral, aunque hay más aspectos como la celeridad con la que se han efectuado algunos de los trámites, el vaticinio de que el uso hotelero degenerará en un uso residencial y en la ausencia de participación ciudadana en el proceso de decisión, pese a la fuerte contestación que ha generado el proyecto.

«Hablamos del paisaje litoral, no el que se divisa desde el litoral, sino el que se divisa desde el núcleo urbano, esto es, por sus habituales», precisan. «Este aspecto del paisaje es prioritario a la hora de evaluar el impacto visual y paisajístico de una actuación en el escenario de una ciudad portuaria como Málaga», añaden.

Pero no sólo se trata de contaminación visual, también de los valores culturales e históricos asociados a la fachada de la ciudad. «Mientras que a todos los malagueños se les sustrae la perspectiva de la Bahía de Málaga y se les distorsiona con el artefacto del hotel, el lujo que vende el hotel viene a suponer la compra y apropiación del derecho de todos los malagueños al paisaje de su ciudad, permitiendo, en cambio, el disfrute de un paisaje inédito desde la torre, a la cual sólo podrán acceder os que se lo puedan pagar», aclaran.

Critica también Ecologistas en Acción que se vaya a hacer la evaluación ambiental por el trámite corto (cuatro meses), frente al ordinario (dieciocho), «máxime cuando el proyecto goza de las ventajas de realizarse en un territorio deshabitado como es el Puerto, y que por tanto soslaya gran parte de las exigencias de control ambiental»; atacan la falta de participación de los ciudadanos, de forma que «resulta vergonzante la celeridad, opacidad y falta de autoridad con la que se han gestado los primeros pasos», recordando «la fuerte contestación» que ha tenido el establecimiento en la ciudad, entre otros puntos.

Otra crítica estriba en lo siguiente: «El uso hotelero, que se pretende en este proyecto, debe contemplarse como una modalidad de uso residencial, hecho que contraviene la Ley» también se preguntan los ecologistas si es necesario el hotel, cuando la capital ya tiene 9.823 plazas hoteleras, apuntaron a posibles problemas de seguridad como incendios y la dificultad para defenderse de temporales o de la subida del mar por el cambio climático.