El obispo de Málaga, Jesús Catalá, presidirá este sábado en la Catedral la celebración solemne en la que se abrirá oficialmente el proceso diocesano de tres causas de beatificación de los mártires del siglo XX en la diócesis. Son 214 personas que fueron asesinadas en 1936 en la provincia sin renunciar a su fe y después de haber llevado una trayectoria vital al estilo de Cristo. Este acto tendrá lugar después de muchos años de investigación, de recoger testimonios de testigos y de contrastar históricamente la información recibida por parte de la comisión nombrada al efecto, y tras haber recibido de parte de la Congregación para las Causas de los Santos el Nihil Obstat solicitado a Roma por el cual se indica que no hay ningún obstáculo para instruir el proceso.

La diócesis ha presentado este jueves por la mañana en rueda de prensa esta gran causa, dividida en tres para hacer más práctico el procedimiento a seguir a partir de ahora en el Vaticano. En la presentación han participado Antonio Eloy Madueño, director del Departamento para la Causa de los Santos; Antonio Jesús Jiménez, postulador de la Causa; Miguel Norbert, miembro de la comisión histórica, Francisco Cervantes, del departamento para la Causa de los Santos; y la portavoz del Obispado, Ana Medina.

Entre los hombres y mujeres que componen este proceso de camino hacia los altares, según han destacado, se encuentran personas influyentes en la Málaga de aquellos años de gran convulsión política, económica y social, pero también sencillas y humildes. La mayoría son clérigos, muchos de ellos seminaristas educados por el ya santo Manuel González, obispo de Málaga de la época.

Con el estallido de la Guerra Civil comienza "la fase más cruenta de la persecución a los cristianos", según ha dicho Madueño. Pero previamente, desde 1900 prácticamente, muchas personas fueron acosadas y hostigadas a causa de sus creencias. El clero de la diócesis de Málaga fue le más castigado de toda España. Aquí fueron asesinados el 67% de los sacerdotes y el 75% de los religiosos, además de otros muchos seminaristas y seglares.

Málaga inicia este camino cuando Antonio Dorado era aún obispo en el año 2006, "animado por la carta apostólica de Juan Pablo II Tertio Millennio Adveniente, para conmemorar el Gran Jubileo del Año 2000", ha explicado Madueño, que reconoce que asumen el riesgo de que una parte de la sociedad pueda pensar que se lleva a cabo este procedimiento para equilibrar la memoria histórica. "No lo hacemos por eso, sino que reconocemos una trayectoria de vida ejemplar, a imitar, un amor incondicional a Cristo hasta dar la vida. Lo que queremos es alentar a los seguidores de Cristo y enseñar que es posible seguirle y amarle incondicionalmente", ha añadido Madueño.

De hecho, el mayor interés del Obispado es presentar a estas personas a la sociedad, independientemente de su fe, como referencias de reconciliación. "El amor y el perdón son las semillas para construir la paz en el mundo hasta en la situaciones más adversas", recalcó Ana Medina.

El sábado se procederá a la apertura solemne de las causas después de recibir la oportuna autorización de Roma el pasado 27 de septiembre. A partir de ahora, una vez concluida la fase diocesana, el trabajo realizado, y que se resume en un libro que hace una recopilación de las 214 historias de estas personas propuestas, se enviará al Vaticano para su estudio y aprobación o no.