­Desmontar falsos mitos sobre las personas que padecen una enfermedad mental, desestigmatizar dichas patologías o facilitar la inclusión de quienes las sufren en el mundo laboral son algunas de las asignaturas pendientes en esta área que ayer celebró su día internacional. El psiquiatra Rafael del Pino advierte de que la depresión no entiende de edad ni condición y da algunas claves en materia de prevención o factores que influyen.

Día Internacional de la Salud Mental. ¿Cuáles son las patologías más habituales entre nuestra población?

Definimos de manera artificial lo que es un trastorno mental grave, fundamentalmente psicosis, y el mal llamado trastorno mental menor que engloba la depresión, ansiedad o cuadros adaptativos. Y digo mal llamado porque tanto unos cuadros como otros pueden ser invalidantes para las persona a nivel laboral, social o individual. Ambos tipos hay que tratarlos, hay que desestigmatizarlos.

La depresión es una de las cuestiones que se refleja en el lema a nivel mundial. Cada vez hay más personas y a edades más tempranas que la sufren, ¿qué sucede?

El lema de este año de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es «La salud mental en el lugar del trabajo». Es decir, habla de la importancia de la salud en el ámbito laboral y como segundo lema es «Lo hablamos», referido a la depresión, uno de los trastornos mentales más frecuentes. Dirige los esfuerzos a que las personas tengamos la capacidad de desestigmatizar este trastorno que afecta a todas las edades y condiciones. Es cierto que cuando una depresión es significativa y no está tratada afecta a nuestra vida familiar, social y laboral pero realmente se puede prevenir y tratar. El mensaje de este año pone énfasis en eso, que hay que superar el estigma, hay que hablar de los problemas que tenemos y recibir ayuda. Hay signos que son la tristeza excesiva, la desesperanza, la pérdida de interés por todo, la falta de apetito o sueño que nos tienen que poner en alerta, hablar y consultar.

¿Cree que la sanidad pública hace todo lo necesario? Es decir, ¿da herramientas para gestionar este problema o solo pone parches a través de la medicación?

Es un tema muy complejo. Los recursos en sanidad, educación o prestaciones sociales siempre son menores de lo que queremos, pero hay una cuestión importante. En el abordaje de la depresión no solamente el sistema sanitario tiene que prevenirlo, hay muchos factores sociales, hay otras vertientes no sanitarias que tienen que ver con las condiciones de vida, laborales o económicas que influyen en que la gente tenga cuadros de depresión susceptibles de ser tratados. Es decir, los recursos del sistema sanitario son importantes y significativos, exigen una coordinación muy grande a todos los niveles del sistema sanitario, pero también hay otros sectores de la sociedad que influyen en la prevención, el abordaje y el seguimiento.

En los años de crisis económica, muchas de las personas que llegaban a consulta llevaban atrás cuestiones relacionadas con la crisis. ¿Ha mejorado o sigue ese fantasma?

En la medida en que mejoran las condiciones sociales, mejora el ánimo de las personas. Hay estudios serios sobre la influencia de la crisis económica en la salud mental de la población, concretamente, en cómo la falta de trabajo está influyendo. Pero son muchos factores externos al propio sistema sanitario que las personas dispongamos de una mayor o menor salud mental, de modo que claro que influyen las crisis económicas, sociales o de identidad.

Sin embargo, el que puede visitar a un especialista privado, lo hace ¿Por qué sucede esto en esta área?

La medicina privada en nuestro país no tiene el desarrollo que tiene en otros del mundo occidental pero yo creo que en este sentido esta especialidad no es muy distinta a otras. Hay un margen para la medicina privada pero hay un importantísimo margen que asume la sanidad pública y este país tiene una sanidad pública universal. Tendrá mayor o menor posibilidades dependiendo de la financiación pero es una sociedad que tiene un sistema público, gratuito y universal.

Dentro de las patologías más complejas, ¿la estigmatización es una barrera aún?

En la medida en que las sociedades avanzan, desde el punto de vista del compromiso, del conocimiento y de la solidaridad, también avanzamos en el estigma de la enfermedad mental. Lo más importante para tener conciencia de esto es que muchas personas creemos que esto no nos toca o no nos va a tocar nunca, incluso cuando tenemos un vecino o un familiar con algún problema de salud mental. Y no es así, hay muchas campañas de carácter institucional a nivel europeo y mundial que dicen que una de cada cuatro personas a lo largo de su vida va a padecer un trastorno mental susceptible de ser tratado y estar en seguimiento, es decir, nos afecta a todos, y tenemos que ser solidarios con la situación y alejarnos de miedos o tópicos absurdos como que el enfermo mental es agresivo, no puede trabajar, no puede casarse o tener hijos. Esto afortunadamente avanza pero lentamente.

¿Cuántas personas hay en Málaga que sufren problemas de salud mental?

Nosotros tenemos en la provincia un registro de aproximadamente 6.000 personas que padecen un trastorno mental grave, del orden de la psicosis a tratamiento en el sistema público. Padecer un trastorno mental grave, independientemente del diagnóstico, significa que necesita un tratamiento intensivo, alargado en el tiempo e interfactorial. En los centros de salud de Andalucía y fuera, una cuarta parte de las personas que consultan en el médico de familia tienen un componente psicosocial importante a tener en cuenta. Es decir, son muchas las situaciones relacionadas con nuestra salud mental que hacen que seamos más felices, más productivos o más solidarios con los demás. La pérdida de esta capacidad para disfrutar, amar y colaborar es a lo que tenemos que buscar remedio y no solo a través del sistema sanitario, pero éste hace esfuerzos importantes a nivel de atención primaria y nivel de atención especializada.

Y en el ámbito laboral, ¿es una barrera para las empresas padecer alguna de estas patologías?

Claro que sí. La federación nacional de asociaciones ha puesto un segundo título al lema: «Trabajar sin máscaras, emplear sin barreras». Pretende sensibilizar para que los empresarios puedan decidir la empleabilidad al margen, o no vetando cuestiones de salud mental en las personas. Hay estudios en el mundo occidental que dicen que una de cada cinco personas puede tener problemas de salud mental en el trabajo, un entorno laboral cada vez más competitivo. Los problemas de salud mental en el trabajo provocan un absentismo importante, una bajada de productividad y unos costos sanitarios disparados. El estigma es lo que hay eliminar.

¿Cuáles son las claves para gozar de una buena salud mental en materia de prevención?

Los secretos de una buena salud lo sabemos pero hay un tema clave. La salud es una situación integral, hay que cuidar nuestra salud somática, es decir, alimentarnos bien, hacer ejercicio físico, no abusar de tóxicos, y cuidar nuestra salud mental, en el sentido de no tomar las cosas tan en serio, relativizar, darnos nuestro espacio fuera y dentro del trabajo... Todo esto hace que seamos más ricas en salud.