Continúa el goteo de empresas catalanas que cambian de sede social ante la inestabilidad política que se ha generado por la deriva independentista. Después de San Miguel, el pasado lunes, Sanantur se sumó ayer al éxodo en busca de seguridad jurídica, eligiendo, para ello, a Málaga. Siguiendo el ejemplo de otras empresas, Sanantur confirmó el traslado de su sede social, de forma definitiva, a través de un escueto comunicado que se emitió una vez ratificada la decisión en el consejo de administración de la empresa.

El responsable de Comunicación de Sanantur, Florentino Castro, explicó a Efe que la empresa ha decidido trasladar la sede de forma definitiva, y no temporal como otras, porque no quieren estar cambiando de un sitio a otro la sede social.

En el comunicado, Sanantur se mostró muy crítica con la actual situación política en Cataluña y puso de manifiesto su preocupación por las «proclamas de corte extremista nacionalista de los dirigentes catalanes que han optado por la vía de la radicalización». En la decisión por Málaga, influye, en este caso, la creciente importancia que está adquiriendo la provincia dentro del sector de turismo sanitario. No en vano, Sanantur ya cuenta con una clínica en el Paseo de Reding. Para calibrar la importancia de esta empresa dentro del sector, cabe resaltar que cuenta con un hospital privado en Estambul para realizar trasplantes capilares.

El máximo responsable de Sanantur, Jordi Solá, apuntó que la actual situación ha obligado a la empresa tomar esta decisión muy a su pesar y apuntó a la «gravedad de los hechos de los últimos días». Sobre la elección de Málaga como nuevo domicilio social, Solá expresó una gran «satisfacción por elegir a la capital de la Costa del Sol» y subrayó que se trata de «un lugar excepcional para llevar a cabo su desarrollo empresarial, no sólo por su clima, sus infraestructuras, y el significativo mercado que representa, sino por el excelente status adquirido por la ciudad y la provincia». Las previsiones apuntan a que este tipo de turismo de salud puede generar 300 millones de euros al año en Málaga, que sigue agarrada al turismo como uno de los principales motores de su economía.

Reacciones en Málaga

Diferentes actores políticos y empresariales de la provincia valoraron la llegada de estas empresas a Málaga. El denominador común fue el de agradecer la apuesta por la capital, aunque todos hicieron una llamada a la prudencia. Dada la complejidad del actual contexto en Cataluña, no habría lugar para grandes alegrías. El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, inquirido al respecto, aseguró estar «muy contento» por la decisión del Grupo Mahou de cambiar la sede social de San Miguel de Barcelona a Málaga. Por el contrario, señaló que no ve «positivo alentar una fuga de empresas por una circunstancia así». Así, advirtió del peligro de entrar en una carrera para «ver quién acoge las empresas».

En todo caso, cabe resaltar que estos cambios de sede social son mecanismos jurídicos que garantizan a las empresas permanecer bajo la normativa española, pero no conllevan cambios operativas en las propias empresas. Así lo recordó también el propio Bendodo en relación a San Miguel: «Va a suponer simplemente un cambio de denominación social porque la fábrica ya existe y la empresa ya existe». «No se trata de una batalla que tengamos que emprender las administraciones públicas para acoger empresas que desgraciadamente se tienen que ir de Cataluña por las circunstancias que todos conocemos», sentenció Bendodo. En la misma línea se expresó también el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Hasta el punto de asegurar que lo que mayor alegría le produciría sería que no tuviera que salir ninguna empresa. «Sería señal de que el proceso ilegal, absurdo, enormemente negativo para la sociedad catalana de referéndum ilegal no culmina», dijo.

A pesar de todo, Málaga se erige como la única ciudad andaluza a la que se han trasladado empresas catalanas. De la Torre matizó al respecto que «Málaga es conocida, es una ciudad de referencia, magnífica para atraer y retener talento y está ahí». «No tenemos que hacer ninguna campaña porque no quiero dar la imagen de que hacemos campaña para desmontar el tejido empresarial catalán», subrayó.