­La sequía está abocando al campo a una situación que los agricultores malagueños califican ya de «crítica», con el temor cada vez más extendido de que a que corto plazo puedan empezar a aplicarse restricciones en el riego de los cultivos. Las mermadas reservas hídricas de la provincia sólo garantizan actualmente el suministro agrícola para algo menos de un año, por lo que el sector cree que, de no llover abundantemente en los próximos meses, la coyuntura se volverá absolutamente desesperada a partir de primavera, que es cuando comienza la floración de los cultivos.

Los agricultores están ahora mismo pendientes de que la Consejería de Medio Ambiente les convoque a una reunión que debería celebrarse en estas próximas semanas y en la que se les informará sobre las posibles medidas a adoptar de cara al ahorro de agua tras los riegos de emergencia que se han venido aplicando en el Valle del Guadalhorce en estos últimos meses (y que acaban a final de octubre), según dijeron ayer responsables de las asociaciones Asaja y UPA en Málaga.

«Estamos ya en niveles de agua que empiezan a ser problemáticos y estamos a la espera de saber cuáles van a ser los parámetros de actuación, con el planteamiento de posibles restricciones. Estamos con la última bocanada de los recursos que nos han permitido resistir», explicó el secretario general de la patronal agraria Asaja Málaga, Benjamín Faulí, respecto a la complicada situación que viven los regantes de la Axarquía y el Guadalhorce.

Las campañas del mango, que está próxima a finalizar, y la del aguacate, que empieza ahora, se han librado este año de los efectos de la sequía, pero hay máxima inquietud de cara al futuro. También preocupa mucho la evolución que puedan experimentar cultivos como los cítricos y los hortícolas.

«No llueve y los agricultores están tirando de pozos que también están al límite y con un agua de ya muy escasa calidad. Si los embalses y los acuíferos no se recargan pueda haber muchos problemas para sacar las cosechas del próximo año», reiteró Faulí.

Los estragos de la sequía sí comienzan a ser ya muy perceptibles en los cultivos de secano, predominantes en la comarca norte de Málaga. El olivar, por ejemplo, repetirá este año las cifras de producción de la pasada campaña, algo que no parecería negativo si no fuera porque ya entonces se produjo un descenso de producción del 40% por circunstancias naturales que ahora tocaba recuperar. «Hay mucha preocupación porque esperábamos mucho más este año. La aceituna de molino está aguantando pero la de mesa necesita riego constante o corre el riesgo de arrugarse. El ambiente es de gran sequedad e incluso hay olivos centenarios que se han secado y que pueden perderse», lamenta el presidente de Asaja, Baldomero Bellido.

La lluvia registrada a finales de agosto trajo algo de esperanza y refrescó el ambiente, pero no ha tenido ninguna continuidad a lo largo de septiembre y en lo que llevamos de octubre. En este contexto, los pastos también están secos (lo que obliga a los ganaderos al gasto extra de compra de forraje) y cultivos como el ajo, la patata o los cereales, que deben ser sembrados en estas próximas semanas o meses en la Vega de Antequera ven también comprometidas sus expectativas. «Algunos se plantean incluso sembrar o no», comentó.

Pérdidas económicas

El panorama es también bastante sombrío para el secretario general de UPA Málaga, Francisco Moscoso, que calificó la situación de «muy preocupante». «Hay que hacer una llamada general al ahorro de agua por parte de la población para aprovechar bien los recursos. Los regantes están usando sus propios pozos, y cada vez queda menos», apuntó. La UPA presentó además hace unos días un estudio a nivel andaluz en los que cifraba en más de 1.000 millones de euros las pérdidas de la agricultura este año en la comunidad debido a la sequía. En el caso de la provincia de Málaga, el estudio fijaba en casi 45 millones la facturación perdida a causa de la falta de lluvias (el 80% en el olivar).

Para paliar en parte los efectos de la sequía , la UPA en Andalucía reclamó en la presentación del informe antes mencionado una serie de medidas, además de algunas que la propia administración ya ha puesto en marcha, «imprescindibles» de acometer desde su punto de vista ante situación «dramática y delicada».

Algunas de estas propuestas horizontales de la UPA son la modificación del Plan Hidrológico Nacional, la exención del IBI, la condonación de las tarifas de riego, la modificación temporal de los contratos de potencia eléctrica a las comunidades de regantes, aplicar un IVA reducido al regadío y reducir los peajes por autoconsumo al regadío, reducir las cuotas a la seguridad social de los profesionales del sector y la moratoria del cago de las cotizaciones a empresas y trabajadores por cuenta propia, reducción de los módulos fiscales y aumento de los gastos de difícil justificación y la devolución rápida del IVA en estimación objetiva.