Aún está en fase de negociación, embrionaria. Y, sin embargo, ya despierta controversia. Si había alguna duda de que la nueva regulación municipal sobre la utilización de la vía pública tendría difícil eludir el enfrentamiento en sus puntos más polémicos, los que afectan a los bares y terrazas, el primer proyecto, elaborado tras meses de discusiones, no parece dispuesto a dar carpetazo al debate. Al menos, en sus postulados iniciales, que incluye la prohibición de que la zona exterior de los negocios, la ocupada normalmente por mesas y sillas, supere el 75 por ciento de las dimensiones de local. Una medida que, según la asociación Mahos-Amares, podría perjudicar gravemente a muchos pequeños negocios. Especialmente, aquellos cuya estructura e, incluso, su aforo, se orienta al consumo en la calle.

José Damián Martínez, portavoz del colectivo, explicó que en la ciudad, principalmente en el centro, existen bares y puntos de venta de comida condicionados por las escasas medidas de sus locales, lo que hace que su economía dependa aún en mayor grado del funcionamiento de las terrazas. Con la aplicación de la futura ordenanza, algunos de estos establecimientos, insistió, se verían forzados a retirar muchas de sus mesas, reduciendo así drásticamente sus ganancias y poniendo en peligro su viabilidad como empresas. «Es obvio que para este tipo de locales la limitación podría ser muy perjudicial», indica.

En conversación con este periódico, Martínez mostró su confianza en que este punto vuelva a ser analizado en profundidad por los técnicos del Ayuntamiento, evaluando sus posibles consecuencias. Además, quiso dejar claro que la prioridad de los hosteleros es que la ley mejore la situación actual y fortalezca la convivencia con los comerciantes y con los vecinos del centro.

El portavoz del sector señaló que, pese a los posibles efectos adversos en los negocios de dimensiones más modestas, el proyecto de normativa, aprobado el pasado martes en junta de gobierno local, precisa un análisis más detenido, ya que, en su opinión, se trata de una normativa «compleja», con algunas propuestas que considera positivas como la relativa al espacio máximo de ocupación de la calzada. «Ahí ganaremos un poco de margen que será fundamental en un momento como el actual, de recuperación de las ventas», indica.

Entre otros puntos, el borrador de la nueva ordenanza, que deberá ser refrendado en el pleno del Consistorio, permitirá ocupar las aceras de menos de 3 metros de ancho, aunque con la obligación de reservar dos metros libres para el tránsito de los peatones.