Los vecinos de Jarazmín, el barrio del Distrito Este escondido a la espalda de El Candado, vuelven a pedir al Ayuntamiento de Málaga que adapte el servicio de la Línea 29 de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) a las necesidades de sus habitantes. La reclamación, que hasta ahora ha sido contenida con promesas que no valen nada, ya es la punta de lanza de un conjunto de demandas que el tiempo y la dejadez han ido acumulando en esta esquina de la ciudad.

La limpieza y el lamentable estado tanto de la zona verde que el Ayuntamiento todavía no ha recepcionado por parte de la promotora Parque Málaga como el de la carretera que conecta a este núcleo con el Peñón del Cuervo y la ronda Este ya se encuentran entre las inquietudes de «un barrio que no para de crecer sin que se mejore los servicios a sus habitantes». Así lo asegura el presidente de la Asociación de Vecinos Atalaya de Jarazmín, Ramón Rodríguez, que ya en 2015 lanzó en este diario la queja sobre la cobertura que la Línea 29 daba a la zona y de la que el Ayuntamiento tiene constancia desde 2013. Además de una mayor frecuencia de los autobuses, Rodríguez reclama un pequeño desvío del recorrido para que el transporte público, que actualmente llega y se va por la misma vía (Camino Viejo de Vélez y Camino de Jarazmín), rodee una buena parte del barrio sin invertir mucho más tiempo del que emplea ahora el servicio: «Apenas dos minutos». Este nuevo recorrido pasaría por las calles Palometa y Cachalote e incluiría una parada en la glorieta Erizo de Mar que les sigue. Continuaría por la calle Estrella de Mar y el Camino de Totalán, que desemboca justo en el punto donde actualmente muere la Línea 29. Tras numerosos escritos y reuniones, entre ellas con el director del Distrito Este, Pedro Palacios, y el director de Planificación de la EMT, Andrés Piédrola, el portavoz de los vecinos asegura que la pasada primavera les prometieron la ampliación de la línea y la instalación de una marquesina antes de Semana Santa. «No sabemos nada desde entonces», asegura antes de añadir que se sienten marginados.

No menos importante es para los vecinos una mayor frecuencia de la línea. Actualmente pasan cinco autobuses por la mañana (8:20, 9:30, 10:30, 11:30, 12:30) y tres por la tarde (16:30, 17:30, 18:30). Los fines de semana no hay servicio. «Es insuficiente. Consideramos que el servicio comienza muy tarde respecto a los horarios escolares y laborales y que debería pasar cada 30 ó 35 minutos» añade Rodríguez, quien durante la ruta por el barrio muestra la zona verde que el Ayuntamiento de Málaga tenía previsto recepcionar en marzo y que actualmente se encuentra semiabandonada. Durante el paseo, la basura forma parte de un paisaje en el que predominan arquetas y alcantarillas de una profundidad asombrosa, sin tapas, con cable sueltos, sin señales que alerten del peligro que suponen para los vecinos que usan la zona para pasear.Carretera peligrosa

Por último, el portavoz vecinal muestra su preocupación por el estado de la calle Pez Luna, sobre todo el último tramo que pasa por la Depuradora Peñón del Cuervo y que los vecinos usan para ir a la playa, acceder a los colegios de la zona o para enlazar con la Ronda Este. La calzada, muy transitada por vecinos y camiones de alto tonelaje, tiene curvas ciegas y en algunos puntos es impracticable. Según Ramón, muchos usuarios usan ese camino para ir a pie hasta la playa y lo tienen que hacer por la misma carretera porque no hay acera. En un escrito enviado al Distrito Este el pasado verano, los vecinos aseguran que tras el quitamiedos hay un espacio de tres o cuatro metros que permiten la construcción de un pequeño carril peatonal que no requeriría una gran inversión y que garantizaría la seguridad de los vecinos hasta que el camino se arreglara dentro del proyecto Jarazmín Sur previsto en esa zona.