En la senda para convertirse en una enfermedad crónica sin matices, el hospital Carlos Haya presentó ayer una técnica pionera en Andalucía para combatir el cáncer de mama. Un tratamiento complementario de radiofrecuencia, que se aplica en el Hospital Materno Infantil, a pacientes seleccionadas dentro del proceso de cirugía conservadora.

La radiofrecuencia intraoperatoria es un tratamiento extra que aporta mayor seguridad para que no se reproduzca el cáncer de mama, ya que elimina de toda actividad las células tumorales de la zona próxima al tumor, según expuso la coordinadora de la Unidad de Mama de Carlos Haya, Marta Ribeiro. Una técnica que reduce el número de intervenciones quirúrgicas en la paciente, una de las claves de esta técnica, y hasta el momento no se han observado complicaciones.

Por ahora, solo se aplica en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona, en España, y en el estado de Arkansas (EEUU). En Málaga se lleva a cabo desde enero de 2017, tras un estudio elaborado por el centro hospitalario durante el año 2016, durante el cual se aplicó la técnica a 40 pacientes y se analizaron 240 márgenes. Una técnica que, según la doctora Ribeiro, beneficiará a entre 20 y 30 pacientes al año, sobre todo, a aquellas jóvenes con tumores en estadios tempranos y alto riesgo de reaparición. «Ninguna de las pacientes que han participado en el estudio han necesitado una segunda cirugía», aclaró la doctora.

Un tratamiento extra que refuerza la seguridad y que se llevará a cabo en aquellas pacientes que cumplan con ciertos requisitos. El tumor no debe superar los cuatro centímetros, la zona no debe haber sido expuesta a tratamiento de quimioterapia o radioterapia y la composición molecular debe ser muy definida. Además, cada caso es y será expuesto a un comité prequirúrgico.

Los perfiles que más se beneficiarán de esta técnica son las jóvenes a las que se le realizará cirugía conservadora y aquellas mujeres que tengan subtipos especiales con una frecuencia elevada de que se reproduzca el tumor.

Especialistas de ginecología, radiodiagnóstico, oncología y anatomía patológica participan en esta técnica que se aplica a través de agitación iónica de fricción calor. Al alcanzar una temperatura de hasta 50 grados se provoca la desnaturalización de proteínas de las células y con ella, la muerte celular, según Ribeiro. No tiene toxicidad alguna sobre los órganos vecinos y es una medida previa al tratamiento de quimioterapia, radioterapia o ambos, según el caso de cada paciente. «No sustituye la radioterapia. En un futuro no lo sabemos», matizó la experta.

¿Cómo se aplica la técnica?

Durante la intervención para extirpar el tumor, se analizan los márgenes para ver si están sanos y se lleva a cabo la biopsia correspondiente en el ganglio centinela. Si todo está bien se procede a la técnica que puede hacerse de dos maneras. Si la cavidad es pequeña, se pone un terminal y se realiza con control radiológico. En el caso de que la cavidad sea grande se cubre por completo con el tratamiento, según explicó la doctora. «Hay que tener todos los recursos a nuestro alcance para elegir lo mejor para la paciente», insistió.

Durante la presentación, la paciente Raquel Zamora expuso su caso. El pasado 9 de junio se sometió a esta técnica, una de las primeras a las que se le ha realizado desde su puesta en funcionamiento, y aseguró que no ha tenido molestias, la cicatriz apenas se ve y en cuestión de diez días se incorporó al trabajo. «Con tres protecciones para que el cáncer no se vuelva a reproducir -se suma a la quimioterapia y la radioterapia- estoy más tranquila», reconoció.