Como las calles están imposibles, un cerro es la solución improvisada para bajar en camilla a los vecinos, cuando tienen ir al hospital, e incluso para que descienda el féretro, en caso de fallecimiento.

No es ninguna película de Berlanga sino la situación que en 2017 soportan los vecinos de la parte más alta de La Mosca. «Por aquí también bajamos con el carrito de la compra», contaba el martes Francisco Vertedor, de la asociación de vecinos de La Mosca.

La parte alta, la construida a continuación del viaducto de la autovía, sigue siendo una zona nunca hollada por Francisco de la Torre, alcalde de Málaga desde 2000. A comienzos de septiembre, se comprometió a visitarla, a petición de los vecinos, aunque de momento, no hay noticias.

«La visita la vamos a solicitar por escrito. Al alcalde le pedimos que se pase por aquí, y vea por él mismo las condiciones en que está el barrio. Él lo va a comprender», cuenta Antonio Pino, presidente de la asociación de vecinos.

En la zona alta, los vecinos costearon precarios hormigonados de las calles que, con 40 años a la espalda, necesitan un arreglo urgente. Es el caso de la calle Escritor Maruján Cabrera, que linda, sin barandilla alguna, con un terraplén y se encuentra con grandes grietas y a punto de desplomarse. «No creo que aguante este invierno. Con que la tierra se hinche un poco y empuje, ya está», cuenta Francisco Vertedor. En esta calle, parte de ella terriza, vive Antonia, que ronda los noventa años y como cuenta Francisco, «se pasa meses sin salir de casa». Las impracticables aceras e interminables escalinatas la abocan a ella y a otros vecinos de más edad a vivir encerrados en casa.

Como el pasado marzo informó La Opinión, la asociación pide como solución a la imposible accesibilidad de la parte alta, que en el cerro en cuestión, utilizado como aparcamiento, se abra una calle que bordee la parte alta y permita comunicar en condiciones a los vecinos.

Los vecinos también esperan que otra calle de La Mosca, la calle Violonchelo, la única por completo terriza del barrio, sea urbanizada con cargo a los presupuestos municipales el año que viene.

Acompañó el pasado martes a los dirigentes vecinales Lorena Doña, concejala del PSOE, que lamentó el «abandono pleno y total de La Mosca, porque desde el año 95 no se han resuelto las necesidades del barrio, ni siquiera microactuaciones». Lorena Doña recordó que un barrio «en cuesta y de autoconstrucción» similar como Mangas Verdes está en muchas mejores condiciones. La concejala lamentó también que La Mosca no haya sido incluida en el último plan extra de mejora de barrios.

Un portavoz del distrito Este explicó ayer a este diario que las mejoras incluidas en este último plan «contaban ya con un proyecto y faltaba la financiación», además, informó de que hay prevista una reunión entre el concejal del distrito, Julio Andrade y el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, para abordar «los problemas de La Mosca», entre ellos el vial para La Mosca Alta, «que necesitaría un desarrollo urbanístico, el PGOU».