La famosa bomba atómica que cayó en aguas de Palomares produjo una pequeña fuga que afectó a un boquerón. Por azares de la vida, el boquerón radiactivo terminó en las redes de un pescador del Palo y, finalmente, en el plato de un merendero de Pedregalejo.

La casualidad rizó el rizo y el boquerón enriquecido terminó en el estómago del gran Chiquito de la Calzada. Esa mezcla de radioactividad y gracia malagueña dio lugar a «Super Chikito», el héroe más singular de la galaxia, con permiso de Don Quijote.

Así comienzan las aventuras en cómic de este superhéroe, nacido de la imaginación del arquitecto Fernando Hernández Muñoz, un cordobés que lleva 30 años en Málaga y que ayer explicaba a La Opinión que el tebeo «lo dibujé hace un año y mi sueño habría sido pedirle permiso y enseñárselo, pero por desgracia, murió este gran hombre».

Este doctor en Arquitectura de 58 años, que en la actualidad está estudiando el grado de Bellas Artes, ha dibujado cuatro páginas con las que ha querido hacer «una crítica amable de Málaga». Para Fernando Hernández, que se considera «un enamorado de Málaga», Chiquito de la Calzada era «un superhéroe, porque representaba la gracia de Málaga, el carácter de Málaga y, entre comillas, los defectillos de Málaga».

A su juicio, la capital de la Costa del Sol es una ciudad, «más que surrealista, dadaísta» y da mucho juego en un tebeo. En estas cuatro páginas ha dibujado al humorista malagueño «como un justiciero bueno y cariñoso, como era él». Por eso, el superhéroe, que su autor explica que es una mezcla entre Iron Man y Supermán, con el símbolo de un boquerón radiactivo en el pecho, hace uso del llamado «rayo antimerdeyón» (sic) que sale de su mano para desfacer entuertos y saldar las cuentas con algunas deficiencias, de ahí que coloque la torre que le falta a la Catedral de Málaga o dé una lección al incivilizado fistro y dueño de un perro que no recoge la caca de su mascota.

Pinche en cada viñeta para ampliarla

El arquitecto está convencido de que «Málaga es tan grande, tiene tantas cosas que contar, tanto buenas como mala, que se podía hacer hasta un libro y una película». Con este cómic, el autor, que prefiere el segundo plano, quiere hacer reflexionar a los malagueños sobre su ciudad y su patrimonio. El detalle de la torre de la Catedral no es baladí. El arquitecto es uno de los fundadores de la Asociación Ciudadana Málaga por su Catedral y defiende con pasión la culminación del monumento. «Tenemos una joya arquitectónica, y hablo con conocimiento de causa, que iguala o supera en tamaño a grandes catedrales de Europa como las de París, Londres, Viena, Moscú o Berlín, y aquí la despachamos con un mote. Por eso Chiquito despierta un poco la conciencia, el orgullo de lo malagueño».

El arquitecto, por cierto, es un gran conocedor de los rascacielos y cuando se le pregunta qué haría este superhéroe con el hotel proyectado en el puerto, señala que, personalmente, prefiere otro tipo de rascacielos, «este no me gusta, es demasiado sencillo y poco ambicioso».

El tebeo quiere ser una forma más de reivindicar Málaga y su potencial. «Es una ciudad con 2.850 años de Historia, la segunda más antigua de Occidente, después de Cádiz. Es un orgullo».