Sonaba en bucle Verde, Blanca y Verde de Carlos Cano. «De Ronda vengo, lo mío buscando, la flor del pueblo, la flor de mayo, verde blanca y verde». El PSOE-A ha sido muchas cosas en estos últimos cuarenta años, pero a ningún partido se le recuerda con semejante capacidad para imbricar su destino al de todos los andaluces.

Un coto cerrado por el que se pasean los sucesivos presidentes de la Junta de Andalucía, entregándose la llave de mano en mano. Es verdad que hubo este sábado en Torremolinos gente que venía de Ronda como la alcaldesa, Teresa Valdenebro. Todo está ahí, en una mirada, y la suya, mientras apuraba el cigarro a la entrada del Palacio de Congresos, era de no haber digerido todavía la dolorosa derrota por la secretaría general de Ronda. Algunos comentaron que pensaban que lo de Isabel Aguilera iba más o menos en broma hasta que se le ocurrió ganar la asamblea local.

No sólo vino gente de Ronda sino de toda Andalucía. Para el que contempla la escena desde un prisma ajeno, los actos del PSOE siempre tienen algo de especial en el sentido de que se convierten en verdaderos eventos familiares. Ningún otro partido congrega a tantos niños en sus actos como lo hace el PSOE. La imagen de un niño correteando por el auditorio como si estuviera en un parque, mientras que Rafael Escuredo rememora las conquistas sociales de Andalucía a lomos del PSOE, es muy poderosa. El relato que pasa de generación en generación es algo así como lo siguiente: el abuelo, jornalero, que apenas tenía pertenencias para llenar una maleta de cartón, abraza a su nieto que ha estudiado en la universidad pública y ahora acelera por el carril de la izquierda. Esto, aplicado a todo, constituye la fórmula maestra. Los autobuses, casi dos horas antes de que empiece todo, aparcados en fila. Llegados de cada rincón. Una madre coge a su niña pequeña de la mano. En la otra lleva una bandera de Andalucía. La emoción y los recuerdos de cuando ella empezó a viajar para escuchar a Felipe González. Llegar con un cielo limpio y ver la misma pasión que sientes reflejada en los compañeros. Estas son las sensaciones que llevan luego a Susana Díaz a asegurar que los socialistas seguirán gobernando en Andalucía los próximos 40 años.

Ese ímpetu, esas ganas de salir adelante se vivieron, también, en los cargos del partido. Especial mención para José Bernal, al que José Rodríguez de la Borbolla se refirió como «alcalde de Marbella». José Ortiz y Víctor Navas, contentos por apurar el mandato. José Carlos Durán, que nunca ha hecho otra cosa que PSOE, ya lo ha logrado hasta la tercera fila. Ausencia de Francisco Conejo, que se fue por la mañana de viaje. Miguel Castellano, la visita de Granada, buscando su sitio. Así discurrió una mañana bajo una bandera gigante: verde y blanca.