Los bomberos malagueños hicieron ayer una asamblea para repasar lo que ha sido su primer año de conflicto y la conclusión tras la reunión fue que van a seguir en esa situación y con nuevas movilizaciones para reclamar, como explican, más medios humanos y materiales. Así, habrá una nueva concentración el 21 de diciembre, coincidiendo con el pleno municipal; y otra el día 29, dado que esa jornada se cumplen doce meses desde el encierro.

En este año, explicaron, «se iniciaron 34 expedientes de los que se han archivado 16, otros seis han sido resueltos con una falta leve de apercibimiento, cinco han sido recurridos y la famosa falta grave impuesta a Juan Gálvez fue suspendida de forma cautelar por una juez a la espera de la celebración del juicio. En resumen, sólo uno ha fructificado de momento y ha sido suspendido por la justicia».

Asimismo, critican al Ayuntamiento por los más de cien «compañeros investigados por lo penal por no responder a las llamadas del servicio en sus días libres. Pretenden criminalizar nada menos que a un tercio de la plantilla por abandono del servicio y denegación de auxilio».

Incluso, la Inspección de Trabajo «ya le ha pegado dos tirones de orejas consecutivos a la jefatura y ha abierto la Caja de Pandora de los daños psicosociales a los que nos estamos viendo sometidos», critican, para insistir en que «trabajar bajo amenaza en una emergencia no parece ser lo más seguro ni para el personal ni para el ciudadano».

No obstante, el colectivo considera que la lucha «está dando sus frutos, aunque es cierto que no al ritmo que todos desearíamos. Tanto ruido ha hecho que casi hayamos pasado por alto el hecho de que se hayan tumbado los planes de refuerzo discriminatorios».

«Vamos a cumplir un año de lucha, y ahora viene la negociación del convenio y después vendrá la precampaña electoral. Somos el espejo de muchos cuerpos que han iniciado sus reivindicaciones inspirados por nosotros y la mayoría seguimos resistiendo», destacan.