Está convencido de la importancia de la investigación y del conocimiento que la Universidad puede aportar a la gestión hidrológica. Por ello, lamenta que las administraciones no cuenten más con ello y advierte de la necesidad de una buena planificación, porque se avecinan tiempos más complicados en la falta de agua.

Está al frente del Centro de Hidrogeología de la UMA. ¿Cómo explicaría el trabajo que realizan?

El centro de Hidrogeología se creó en 2007. Es un centro que la universidad crea para dar respuesta a la demanda de agua tanto en cantidad como en calidad que existe en Andalucía y en particular en Málaga. Lógicamente no se puede ver las aguas subterráneas como algo aislado porque están muy relacionadas con las superficiales. El agua que fluye por un río hay veces que se infiltra y va a un acuífero y la que sale del acuífero llega al río. Por ejemplo, el río Grande, que nace en la Sierra de las Nieves, su origen es un manantial de agua subterránea que emerge. Pero nuestro ámbito de actuación no se ciñe a Málaga o a las próximas sino que trabajamos también en materia de agua subterránea para el Instituto Geológico Minero de España, para el Ministerio de Medio Ambiente y para organismos internacionales como la Unesco, la agencia internacional de la energía atómica y también para empresas o instituciones de otros países.

¿Es Málaga una provincia rica en aguas subterráneas?

Por supuesto. Yo diría de las que más, dentro de Andalucía y España. En realidad, es por su diversidad geológica. Hay una serie de terrenos que son acuíferos, es decir, que tienen poros y permeabilidad. Además tiene dos grandes conjuntos de acuíferos, unos carbonatados, el Torcal, Sierra Tejeda, la Sierra de las Nieves,la Serranía, donde hay abundantes recursos y la calidad del agua es buena y donde no suele haber problemas en general. Y hay otro tipo como la depresión de Ronda, la del Bajo Guadalhorce o la del río Vélez, que son detríticos, formados por arena, por los cantos que depositan los ríos y después se saturan en agua subterránea.

¿Y con qué recursos cuenta la provincia en este ámbito?

En Málaga, por ejemplo, los recursos medios anuales de agua subterránea pueden ser del orden de los 1.200 hectómetros cúbicos, es decir, que la media de los recursos que se infiltran en los acuíferos y que sale de los acuíferos es aproximadamente de 1.200 hectómetros de agua cada año. ¿Y hacia dónde salen? Salen hacia los cauces superficiales y después se embalsan, salen por bombeo en sondeos, salen hacia cauces de río y hacia el mar y en el caso de los acuíferos marinos también salen yace el mar. Estos recursos se distribuyen, no llega a ser mitad y mitad, pero unos 440 son los carbonatados y unos 600 los detríticos. Los acuíferos del carbonatado tienen agua de mucha calidad apenas tienen problemas de contaminación, y sin embargo los detríticos suelen tener más problemas de contaminación porque están más próximos a asentamientos urbanos y sobre ellos se desarrollan actividad agrícola. Pensemos por ejemplo en la depresión de Antequera, donde el agua tiene varios centenares de miligramos litro de nitrato, cuando la normativa prohíbe usar para abastecimiento más de 50 mm/l. Ese acuífero, aparte, tiene problema con las sales del sustrato, ya que está en la misma zona del manantial de Meliones, que contamina el pantano del Guadalhorce. El agua de la depresión de Antequera para beber no sirve, pero sin ningún problema se puede usar para regar. Las aguas, las subterráneas, están en unas cantidades y en unas calidades. La capacidad de los acuíferos no está investigada, no es conocida, yo creo que ahí falta que la administración competente en gestión de agua, en este caso transferidas a la Consejería de Medio Ambiente, haga la planificación hidrológica conociendo con qué volumen de agua subterránea trabajamos. Hay un plan hidrológico que contempla los datos, pero no son datos que estén actualizados.

¿Por qué en épocas como ésta de sequía no se tira entonces de las aguas subterráneas? ¿Por qué no se sabe de estos recursos?

Son cifras que están publicadas. Están en el atlas geohidrológico de la provincia de Málaga. Aquí hemos trabajado en algunos acuíferos con proyectos financiados por el plan nacional de investigación, nada que ver con la administración hidrológica, lo que pasa es que los que trabajamos aquí tenemos esa visión de que los resultados deben ser útiles, porque la razón última de la universidad es ser útil a la sociedad. Procuramos, de los acuíferos que estudiamos, conocer los recursos, las reservas, su funcionamiento y dar pautas que sean de utilidad. Y muchas veces, por no decir todas, nos encontramos que eso ni siquiera es tenido en cuenta. Y da un poco no sé si de frustración pero sí de pensar qué ganas de desaprovechar una información que se podría aprovechar.

En las últimas décadas, hemos vivido una sequía casi cada década, y siempre con la sensación de que la gestión llega tarde...

La sequía es algo repetitivo, periódico en el ámbito mediterráneo. Esto se ha producido y se va seguir produciendo. Y, si los pronósticos del panel internacional de cambio climático de Naciones Unidas son correctos, se va a seguir produciendo más en el futuro y con mayor intensidad. Esto significa que o de una vez por todas nos tomamos en serio el asunto de la previsión, de la planificación de la gestión, pero teniendo en cuenta todas las fuentes de agua, incluida muy especialmente las aguas subterráneas, y particularmente en el caso de la provincia, por la gran abundancia de este tipo de recursos que hay, o realmente nos esperan tiempos difíciles. Yo creo que convendría dejar las aguas subterráneas en el lugar que les corresponde. Son ocultas por su propio carácter pero están en el baúl de los recuerdos y eso no puede ser, hay que ponerlas al servicio de la sociedad.

¿Y qué se necesita?

Esto lo que significa es que los que nos dedicamos a esto de conocer mejor el agua subterránea necesitamos que nos den medios. Que contemos con medios, que la administración dedique una parte, la que corresponda, al ámbito de la investigación y el conocimiento y por otra parte la administración hidrológica necesita de todas técnicos competentes en la materia. Hay demarcaciones, y una de ellas es la del sur de España, en las cuales no hay ni un solo hidrogeólogo. Cómo van a ser tenidas en cuenta las aguas subterráneas si ni siquiera hay uno. Hacen falta medios económicos y humanos, de la misma manera que pensamos en obras faraónicas como las plantas desalinizadoras. La planta desalinizadora de Marbella, que puede dar hasta 20 hectómetros cúbicos, se ha utilizado como máximo para dar 12 y el resto del tiempo estamos pagando una cuota de desalinización. Está bien, porque es una garantía que existe, pero sólo con una pequeña parte de lo que se dedica a eso se podían conocer mejor los recursos subterráneos, que casualmente son a los que acudimos cuando llega la sequía, y los embalses están vacíos. Eso no puede ser así, algo hay que cambiar y yo creo que es la política de planificación y gestión basada en una información y en unos datos que estén realmente contrastados.

¿Qué se aprovecha realmente de estos recursos?

De la cifra de los volúmenes de agua que se aprovechan actualmente, unos se aprovechan en origen y otros lo que hacen es que fluyen por los cauces superficiales hasta los embalses y otros se descargan submarinamente. Pero los acuíferos tienen una capacidad de almacenamiento por debajo del manantial. Imaginemos que una población del norte necesita más agua, pues se puede hacer una captación de emergencia, que esté hecho el sondeo para situaciones de emergencia. Pero el sondeo no está hecho para que el pueblo haga una urbanización con un campo de golf y aumentemos la demanda, esa no es la cuestión. Ahora, por ejemplo, estamos estudiando en la sierra de Grazalema y llama muchísimo la atención que en el sitio donde más llueve de la península haya determinadas poblaciones de Cádiz que tienen que abastecerse con camiones cisterna. Es increíble, pero cierto. Estos son contrastes que te llevan a pensar que las cosas no se están haciendo bien. Hay que planificar, hay que gestionar. No hay control del agua que se bombea, creemos que es un recurso divino, pero es un recurso del agua de lluvia que se filtra, por lo tanto primero tiene que llover, después se tiene que infiltrar y después almacenarse. No se puede enganchar todo el que quiera, ni podemos tener la red después rota por mil sitios. No se puede tener malinformada a la gente, y los políticos y los gestores hidrológicos tienen el deber de gestionar. Hay que controlar cuánta agua se extrae y cuánta se factura. Con la Universidad sería fácil contar. Yo he ofrecido en multitud de foros todas las investigaciones, los estudios que hemos hecho, gratuitamente. Y que conste que hay buena relación con la administración.

Dice que la administración debe conocer a fondo dónde están los recursos subterráneos, pero lo cierto es que la Junta va a aprobar un decreto de sequía y a los agricultores de la Axarquía ya se les ha dicho que podrán tener agua subterránea.

Es un tema que se puede estudiar, que se puede trabajar. Estamos hablando del principal productor de aguacates de toda Europa, con una riqueza y unos puestos de trabajo enormes en la zona, entonces hay que estudiar esto de forma seria, contrastada, ver con qué medios contamos, con qué recursos, hasta dónde se puede llegar cultivando. Pero no vayamos a que pase lo mismo que con las urbanizaciones y los campos de golf, que estamos generando una demanda sobredimensionada con respecto a los recursos. Eso debe hacerse después de saber con cuánta agua superficial cuentas en condiciones normales, con cuánta subterránea, si hay capacidad de reutilización y cuánta se podría aprovechar. Estamos haciendo un proyecto de la Fundación Coca Cola de reutilización de aguas residuales depuradas para regenerar humedales en la desembocadura del Guadalhorce, un proyecto en colaboración con la Delegación Provincial de Medio Ambiente, por ahora lo que estamos viendo es que sí es posible, y este tipo de iniciativas merece la pena investigarlas.

Si aumenta la población, crecen los cultivos y las sequías van a estar más presentes, ¿debe ser el agua entonces un elemento estructural de la gestión de las administraciones?

Tiene que haber un conocimiento, no se puede gestionar nada que no se conozca. La gestión tiene que estar basada en el conocimiento y el conocimiento necesita medios y personas que sepan. Y si no se dedican personas y medios esto no va a cambiar, va a empeorar y la situación, si es correcto lo que están previendo los técnicos de cambio climático, va a ir a peor.

Es decir, ¿la falta de agua se puede convertir en un problema constante en la provincia?

Efectivamente, pero que nadie piense que las aguas subterráneas van a ser la solución a los problemas. Pueden contribuir a resolver los problemas en la medida en que sea posible. Porque donde no hay que nadie espere que la haya.

¿La falta de lluvias está afectando a los acuíferos?

Indudablemente, cuando llueve llueve para todos y cuando no llueve, no llueve para todos. Al fin y al cabo, la recarga de los acuíferos en último extremo procede de la precipitación, hay veces que viene de otro acuífero, hay veces que viene de un río, pero al fin y al cabo ese agua viene de la precipitación. ¿Qué es lo que suele ocurrir? La primera agua que se suele gastar es la de los embalses, entonces los acuíferos están menos tocados. Por eso están ahí para ser utilizados en caso de sequía, no es esa la idea que yo promuevo. Habrá veces que habrá que combinar en mayor o menor proporción unas y otras, habrá veces que habrá que dejar el embalse para después y habrá veces que habrá que utilizar las subterráneas antes.