La Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional juzgará a partir de este lunes a los cinco integrantes de una célula yihadista que operaba desde Melilla y Málaga y estaba capitaneada por un español, Mustafá Maya Amaya -hijo de padre gitano y postrado en una silla de ruedas- a los que se acusa entre otras acciones de enviar combatientes a Mali y a Siria y para quienes la Fiscalía solicita pena de prisión de entre 8 y 14 años de cárcel.

A los acusados, que además de Maya son Paul Audren Lawrence Cadic, Sylvanin Bertand Guillaume, Farid Cheikh, Davide de Angelis y Chafik Jalel Ben Amara El Mejerí se les investigaba desde febrero de 2010 y según las fuerzas de seguridad integraban una de las mayores redes de captación y envío de radicales para su incorporación a organizaciones yihadistas. Todos ellos vendrían realizando una incesante labor de facilitación desde el año 2012. Los integrantes de esta organización se asentaban en España, Bélgica, Luxemburgo, Turquía, Túnez, Libia, Mali, Francia y Marruecos desarrollando distintas funciones como captadores, falsificadores de documentación, financiadores, pasadores para cruzar voluntarios por las fronteras y receptores de nuevos combatientes.

El promotor de esta organización era Maya Amaya, quien se mantenía en permanente comunicación con musulmanes europeos, asentados principalmente en Francia, a los que captaba por internet.