El general José María Torrijos, fusilado en Málaga hace 186 años tras ser detenido por las tropas absolutistas de Fernando VII, fue homenajeado ayer en la plaza malagueña de la Merced junto a los que dieron su vida por la libertad en España. «Un día parecido a este, algo nublado, en 1831 tenía lugar el fusilamiento de Torrijos y sus 48 compañeros en las playas de San Andrés», recordó el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

El acto tuvo lugar a los pies del obelisco que Málaga levantó para acoger de manera digna los restos del general Torrijos y sus compañeros en ese intento de recuperar la libertad que creó la Constitución de 1812. Otro de los motivos por los que se elevó ese monumento fue para vincular la historia de Málaga con la del general, ya que «fue aquí donde pasó sus últimas horas de vida», dijo.

Soldados con uniformes de la época, mujeres vestidas de luto y el propio general Torrijos fueron encarnados por miembros de la Asociación Histórico-Cultural Torrijos 1831, en un acto en el que se colocó una corona de laurel donde yacen sus restos. José María de Torrijos y Uriarte intentó recuperar la Constitución de 1812, que fue el primer intento de una España con libertades democráticas, explicó el alcalde malagueño.

«Estamos en el siglo XXI, en un país con libertades y derechos y de cuya Constitución podemos sentirnos orgullosos», manifestó De la Torre, quien añadió que si Torrijos pudiera conocerla, estaría «feliz y contento».