Lejos quedan ya los años en los que Málaga ganaba más de 10.000 habitantes al año. Llegó la crisis y no sólo afectó a la economía sino que también se dejó notar en el crecimiento de la población. La provincia no ha dejado de ganar empadronados en esta última década, pero este incremento se ha ido ralentizando hasta llegar a estancarse. Así lo demuestran los datos de población del primer semestre de 2017 hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que reflejan que de enero a junio de este año Málaga sólo ha ganado 178 vecinos, mientras que en el interanual esta subida ha sido de 2.682 habitantes, lo que supone apenas un 0,23% más.

A fecha de 1 de julio, la provincia contabiliza 1.646.955 residentes, frente a los 1.643.254 que registraba en la misma fecha del año pasado. Es el crecimiento más bajo que la provincia en un semestre desde hace quince años y, aún así, se coloca entre las que gana habitantes en Andalucía, junto a Almería, Huelva y Sevilla, mientras que el resto pierde población en el último año. Ello ha provocado que la comunidad haya llegado al 1 de julio de este año con 670 habitantes menos que en el mismo periodo del ejercicio pasado.

Como ya ha ocurrido en años anteriores, la causa del descenso de la población malagueña no está en los residentes nacionales sino en los extranjeros. Y es de nuevo la marcha de empadronados europeos la que está afectando a las cifras de la provincia. Así, en los doce últimos meses Málaga ha sumado 6.154 nuevos vecinos de nacionalidad española, mientras que la cifra de empadronados procedentes de países de la Unión Europea ha caído en 4.546. También se han reducido en casi 700 los que vienen del continente africano, mientras que sí registran un crecimiento los que llegan del resto de Europa, del continente americano y de Asia.

A nivel nacional, la población de España aumentó en 21.021 personas durante la primera mitad del año y se situó en 46.549.045 habitantes a 1 de julio de 2017. El número de extranjeros creció un 1,0% hasta situarse en 4.464.997 personas, según informó ayer el INE, debido, principalmente, a la inmigración procedente del exterior.

Durante el primer semestre España registró un saldo migratorio positivo de 52.926 personas. Este saldo es consecuencia de una inmigración de 237.115 personas, frente a una emigración de 184.189. En el caso de los españoles, el saldo migratorio fue de -12.976 personas. Por su parte, la población extranjera tuvo un saldo migratorio positivo (de 65.902 personas).