­El «rey del pescaíto frito» en Málaga sigue siendo el boquerón, aunque cada vez se pesca en menos en aguas de la bahía malagueña o en el mar de Alborán y por eso es poco frecuente degustar esos auténtico boquerones victorianos en manojos y sí consumir el que se pesca en otras zonas del Atlántico, Marruecos e incluso en Italia.

El engraulis encrasicholus, mucho más plateado, de carne más blanca que los boquerones del Atlántico, de menor talla, con más brillo y sin tonos rojizos en ojos y agallas, apenas si se encuentra en los mercados de Málaga. Varias son las razones que han provocado la casi total desaparición del rey indiscutible del pescaíto frito malagueño como son la contaminación, el aumento de temperatura del mar y la escasez de lluvia. Los biólogos detallan que al boquerón le gusta de moverse donde se mezclan el agua dulce y la salada y que el aumento de la salinidad merma las especies que componen su dieta y propicia el desarrollo de sus depredadores, como el jurel y la caballa. Toda una serie de factores que provocan que cada vez sea más difícil encontrar en una lonja o una pescadería el auténtico boqueron malagueño. Eso sí, nunca faltan boquerones traídos desde otras partes de España o de Europa.

En los últimos años se ha llegado a hablar de sobreexplotación en el caldero de Málaga. «La contaminación en el litoral malagueño es un hecho obvio y un factor que afecta negativamente. Los pescadores somos un sector muy activo y somos nosotros mismos los que regulamos esta actividad para evitar la extinción de esta especie en la zona», afirma Miguel Ángel Carmona, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Málaga.

Además de la contaminación mencionada por el patrón mayor, la subida de la temperatura del agua del Mediterráneo, producida a causa del cambio climático, es otro de los elementos que intervienen de manera negativa. A todo ello se suman el aumento de la salinidad del agua del mar, producido a causa de la escasez de lluvias y el descenso que se produce en las cantidades aportadas de agua dulce de los ríos.

A todos estos factores hay que sumarle otro que hace más que improbable que a la mesa puedan llegar boquerones victorianos: el elevado consumo en los restaurantes y hogares de esta especie, especialmente durante el verano, hacen casi imposible que los caladeros de la bahía malagueñaa puedan surtir suficientemente al mercado malagueño.

Aun así, este año la lonja de Málaga ha registrado cifras tales como 87.479 kg de este especia valorados en 244.500 euros, según recientes estadísticas pesqueras de IDAPES, datos que se han podido conseguir gracias a que los caladeros se han recuperado un poco en relación a otros años.

«Hemos tenido pesca de boquerón a lo largo del 2017, hay captura diaria de este producto y dependiendo de la cantidad que haya en el mercado el precio varía», cuenta Miguel Ángel Carmona, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Málaga.

Carlos Carilla es pescadero en el Mercado de Atarazanas desde hace seis años y encabeza ahora un negocio familiar que era de su abuelo. Él mismo relata que «el precio del boquerón malagueño puede llegar a los 16 euros el kg cuando entra poco producto en el mercado y que en ocasiones es un manjar escaso».

Antonio González tiene su puesto seis metros más adelante y es otro de los pescaderos que cuenta cómo «el precio de este producto autóctono de la zona ronda los ocho euros el kilo y en adelante».

José Antonio es encargado del chiringuito Miami Beach y asegura que siempre que se ha hecho demanda al distribuidor nunca ha faltado el boquerón victoriano que es el que ellos sirven en ese chiringuito. Sin duda, uno de los productos preferidos por la mayoría de chefs a la hora de cocinar. «Está claro que hay épocas del año en el que hay más o menos boquerón, como en verano cuando el consumo es mayor, pero esto pasa con cualquier tipo de producto», explica.