Embotellar la malagueña ola del melillero fue uno de los aciertos de la joven bodega Ordóñez. Un vino blanco seco de Pedro Ximénez (70 por ciento) y uva moscatel (30 por ciento) que evocaba uno de los momentos más esperados en las tardes de verano. Un año después, la bodega sigue produciendo, sigue creando vinos mimados hasta el último detalle y ahora se prepara para lanzar su próxima creación: Las Olas del Melillero.

Un espumoso rosado que se embotella a lo largo de la próxima semana y que esperan que esté disponible antes de fin de año. Unos 5.000 litros de vino en los que se entremezcla la uva de Pedro Ximénez y tres variedades tintas de los Montes de Málaga.

El director técnico de la bodega, Guillermo Martín, detalla que este nuevo vino no busca parecerse a los rosados que imperan por Francia. «Hemos intentado hacer algo muy elegante», explica. Unas 6.000 botellas que vuelven a hacer un guiño a Málaga, esta vez con el plural de la ola más conocida en la playa de la Misericordia. «Es un concepto de todos los malagueños, no hay nada elitista en él y nos gusta», explica Guillermo.

Si bien La Ola del Melillero le hizo ganarse un hueco en el corazón de los malagueños, también ha sabido calar entre los que son de fuera. «Cuando explicamos el concepto a todo el mundo le gusta». Los vinos de esta joven bodega ya llegan a países como Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, EEUU y ya mismo se une a esta lista México. Unos 40.000 litros que han elaborado en la producción de 2017 y que poco a poco ha ido creciendo. Cada año, desde que nació la bodega en 2015, la producción se ha duplicado. El futuro sigue en esa senda aunque Guillermo advierte: La idea no es hacer una producción que no puedan abarcar. El proceso está seguido con sumo detalle y cuidado y producir a gran escala sería sacrificar en parte esa forma tan particular de elaborar vinos que les ha llevado a hacerse un hueco en este complejo sector.

Vinos en el mercado

Sin contar el próximo lanzamiento de Las Olas del Melillero, la bodega Ordóñez cuenta con cuatro vinos en el mercado. La Ola del Melillero, Monticara, Voladeros y La Pasajera.

La Ola del Melillero comenzó como un blanco seco con Pedro Ximénez en un 70 por ciento y moscatel el resto. Sin embargo, para su vuelta al mercado lo hace con pequeñas modificaciones y reduce el porcentaje de vino moscatel en un 15 por ciento para afinar el producto un poco más, según expone Guillermo. El grueso parte de uva Pedro Ximénez.

Monticara es un vino cien por cien uva moscatel de la alta Axarquía. Un crianza elaborado diez meses en barrica de roble francés y cuatro embotellado.

La Pasajera es un verdejo cien por cien de Rueda que se lleva a cabo en un viñedo viejo de Valladolid.

Por último, Las Olas del Melillero parte 15 meses en barrica algunas de las variedades tintas que lo nutren y cinco meses de crianza en un depósito. Una mezcla que genera el equilibro que madre e hijo buscaban con este vino que en breve se podrá degustar.

En cuanto al futuro, a finales del año 2018 o principios de 2019 la bodega Ordóñez quiere lanzar un nuevo caldo, en este caso, será un tinto. Un vino de crianza larga y de elevada calidad, según expone el propio Guillermo Martín. Este joven de 25 años graduado en ingeniería alimentaria y apasionado de los vinos forma parte de este proyecto desde sus inicios, una idea que rondaba por la cabeza de su madre Victoria y que llegado el momento se embarcó. Guillermo, por su parte, no dudó adentrarse y desde entonces ambos se dedican por completo a la bodega. Su curiosidad por la viticultura y todo lo que engloba se remonta a los veranos de su adolescencia cuando viajaba a Austria para estar en la bodega Kracher, uno de los enólogos más prestigiosos del mundo.

Trabajar en las bodegas de algún familiar y de otros bodegueros le ha ayudado para tener una formación poco usual a su edad.

Tras la vendimia, el momento más duro del proceso de elaboración, toca trabajar de manera más tranquila. Disfrutar del vino que sale de manera inminente y preparar la bodega para la próxima creación.