En estas fechas, exactamente el 22 de diciembre de 1961, fue inaugurado el Teatro-Cine Alameda, sito en la calle Córdoba; o sea, el próximo viernes hará cincuenta y seis años.

Se incorporó a la larga nómina de salas cinematográficas que había en Málaga en la que destacaban, entre otras, el Goya, Echegaray, Albéniz, Astoria, Málaga Cinema, Alcázar, Victoria€ sin citar los considerados cines de reestreno o barrio. No incluyo en la relación el Cervantes porque aunque funcionaba también como cine su razón de ser era teatro.

De toda aquella larga relación queda viva una sala, el Albéniz, aunque otras de ellas -el Echegaray- se ha convertido en teatro. Aunque el Alameda alternó hasta hace poco las dos modalidades; precisamente se abrió como teatro-cine, y para su inauguración se optó por una representación teatral, más exactamente con una ópera bufa titulada La serva padrona, en la que, si no recuerdo mal, solo intervenían tres artistas, dos cantantes -hombre y mujer- y un actor que asumía el papel de un mudo, rol que le fue encomendado a Juan Bautista Ocaña, que a su trabajo de profesor de Lengua en la escuela de formación profesional Francisco Franco, unía su afición al teatro como actor y director.

Si traigo a colación la efeméride de su cincuenta y seis aniversario es porque en breve, el Alameda, como tal fue inaugurado, desaparecerá para dar paso al ambicioso proyecto de Antonio Banderas de dotar a la ciudad en la que nació y que presume de ello, de un centro cultural que contemple el teatro, el cine, la cultura, el ocio€, y que quiso montarlo en un edificio de nueva construcción sobre los solares resultantes de la demolición de los cines Astoria y Victoria, proyecto que no prosperó porque en nuestra tierra tenemos el prurito de echar por tierra cualquier proyecto novedoso. Pero esa es otra historia. Lo que ahora interesa, y hago votos para que se lleve a cabo, es que el sueño de Antonio Banderas se haga realidad y que no pongan impedimentos los que impidieron el primitivo proyecto.

Inauguración

Al leer en las páginas de La Opinión el acuerdo satisfactorio entre Banderas y los hermanos Jesús y Carlos Sánchez Ramade, propietarios del Alameda, para convertir en realidad la novedosa idea de nuestro famoso actor, recordé el día de la inauguración del Alameda en 1961 y de la crónica que escribí para el diario La Tarde, periódico ya desaparecido, crónica o reseña que me encargó el director del periódico Antonio Gallardo.

Entre los muchos papeles que conservo, después de haber destruido muchos porque no puedo convertir mi casa en un archivo, localicé el recorte de aquella reseña, que vio la luz el día siguiente de la apertura del nuevo local.

No va voy a reproducirlo porque no quiero aburrir al lector, pero voy a elegir algunos párrafos o detalles de lo que escribí.

La representación de la opera bufa La serva padrona corrió a cargo de la Agrupación Malagueña de Ópera de Cámara y los beneficios se destinarían a la Campaña de Caridad. En aquellos años, el Obispado de Málaga llevaba a cabo en Navidad campañas con fines benéficos, destacando la famosa Tómbola que se montaba en la plaza de la Constitución.

«El Ayuntamiento, patrocinador de la gran gala -escribía-, envió a sus bomberos con los brillantes uniformes para estas ocasiones. Ocuparon los lugares estratégicos de los anchos y amplios vestíbulos del nuevo local».

Informaba de que el nuevo teatro-cine, propiedad de la empresa Sanka, S.A., lo había construido la empresa Comansa, en el solar donde estuvo el cine Pascualini. Desaparecido el histórico local, en el solar se instalaron atracciones de feria hasta que se procedió a la construcción de un edificio en el que gran parte se reservaba al teatro-cine y el resto a viviendas.

Copio una curiosa anécdota que recogí en la reseña: «Lo único que no me gusta de este cine es su nombre -comentaba una señora. ¿Por qué Alameda? Está en la calle Córdoba».

Pero un señor le dijo a la señora: «Antes de Córdoba, esta calle se denominaba Alameda de Carlos Häes».

Después de describir las características del local y sus condiciones cinematográficas apuntaba que lo comentaría de manera más extensa el día del estreno de Rey de Reyes, la primera película que se iba a proyectar.

Al ser patrocinado el estreno por el Ayuntamiento, el jefe de protocolo de la corporación, Rafael Betés (que después fue alcalde de la ciudad), atendió a los invitados. Estaban presentes el alcalde accidental Burgos Carrillo y los concejales Urigüen, Orellana, Cabrera, Jiménez, Ruiz Tió, Kraus, Ortega y Peláez.

Entre los asistentes citaba a varios empresarios de cines de la ciudad (los hermanos Moreno, Gámez, Zambrana, Verdugo, Fernández Durán) y personajes de la cultura local, como Bernabé Fernández Canivell, Alfonso Canales, Rafael León, María Victoria Atencia, Pedro Gutiérrez Lapuente, Ángeles Rubio Argüelles€

El penúltimo párrafo de mi crónica lo reproduzco: «Se nos acercó Julio Bertuchi, tan detallista como siempre: «La lámpara que aparece en la escena de La serva padrona no es de la época: tiene hasta el cordón de conducción eléctrica». Y terminaba: «Auguramos un gran porvenir. Así sea.

Acerté, agrego hoy: han pasado cincuenta y seis años.

Cientos de películas

Después del estreno de Rey de Reyes, una de las películas rodadas en España dirigida por Nicholas Ray, en la pantalla se proyectaron películas de todas las procedencias y géneros, con una media anual de unas veinticinco cintas; unos años estreno veintidós, otros veintinueve, otras treinta€

Sin entrar en detalles, calculo que durante los largos años de funcionamiento, aparte las representaciones teatrales, estrenó unas mil cuatrocientas películas. Puedo citarlas casi todas, pero me limito a algunas de gran acogida, como Odessa, Perfume de mujer, El regreso de la pantera rosa, Godspel, Rocky, Madame Claude, Los cuentos de Canterbury, Annie Hall, Interiores, Manhattan, Kramer contra Kramer, San Valentín sangriento, Coco Chanel, Romeo y Julieta, A sangre fría, El baile de los vampiros...

Durante varios años, el Alameda recuperó las matinés reservadas a películas especialmente reservadas al público infantil.

En 1978 llevó a cabo varias mejoras en el local, que se reabrió con el estreno de Equus el 12 de octubre del citado año.