Pocos vecinos de Málaga como José Moreno pueden decir no sólo que ha visto nacer a su barrio sino que ayudó a crearlo. «El barrio lo dibujamos nosotros. El bloque en el que vivo lo dibujé yo, por eso me lo compré, porque me gustó», explica. Este veterano delineante trabajó en el estudio Eduardo Ramos Guerbós y Antonio García Garrido, que hace más de medio siglo diseñó el barrio de Pinosol, junto a Gibralfaro y el Colegio del Monte.

Por este motivo, José, que además es el portavoz vecinal, conoce todos los problemas y carencias del barrio, y si la semana pasada mostraba su satisfacción por la próxima conversión de un descampado en parque infantil, gimnasio para mayores y parking, hoy toca llamar la atención sobre los matorrales que invaden zonas muy preocupantes del barrio.

Una de ellas, en la calle Pinosol, a la altura del número 23, es un terraplén de gran desnivel, separado del resto de la calle por un murete. Los matorrales tienen una inquietante frondosidad y como recuerda José Moreno, «hay tanta broza que el peligro que tememos es el fuego, por eso creemos que es una zona muy peligrosa», resalta.

El vecino explica que el Ayuntamiento suele desbrozar la zona, «una vez al año», pero en esta ocasión, a lo largo de 2017 no se ha presentado. «La verdad es que siempre lo pedimos al Distrito Centro y son muchos sitios de Málaga los que lo piden. Nos han dicho que lo harán pronto», comenta.

En el mismo terraplén, José Moreno calcula que una señal de tráfico de prohibido aparcar lleva alrededor de «año o año y medio» tirada en la tierra, después de haber sido arrancada por algún desaprensivo. «Así nadie aparca mal, no hay peligro de multa», ironiza.

A pocos metros, un veterano ficus, de los árboles más antiguos de Pinosol, extiende sus ramas en exceso, hasta el punto de que pasar junto a él por la acera casi obliga a inclinar la cabeza, si se quiere evitar un accidente. «El podado del ficus está pedido desde hace más tiempo al Ayuntamiento», calcula este vecino, que lamenta que todavía no se haya realizado, «cuando prácticamente toda persona que pasa, se da con él».

Además, José Moreno llama la atención sobre un grueso cable del teléfono o de la luz, del que tira una rama del ficus.

Ratas y matas

Otro problema que preocupa en Pinosol es el estado de la parte trasera de dos bloques, el 15 y el 17 de la calle Pinosol. En el último hay un terrizo, vecino del Colegio del Monte, en el que los ailantos y otras plantas que crecen con rapidez se han hecho dueñas del terreno. Los vecinos han pedido al Ayuntamiento no solo que lo desbroce, sino que lo hormigone, porque abundan las ratas, y más de una vez han sorprendido a los roedores subiendo por la pared del bloque.

En cuanto a la parte trasera del número 15, lo que esperan es que la deslavazada cuesta se convierta en el próximo año en un camino civilizado con aceras.