El bajo nivel que presentan los pantanos de la provincia de Málaga no sólo revelan una sequía de futuro incierto. Cuanto más desciende el agua, más patente es la presencia de una especie exótica invasora que protagoniza una de las colonizaciones más silenciosas. Es el mejillón cebra (Dreissena polymorpha), un pequeño molusco originario de los mares Caspio y Negro que ya ha sido capaz de poner en jaque a medio mundo y a toda la cuenca del Ebro. Su altísima capacidad reproductiva (un adulto puede producir más un millón de huevos al año) y la ausencia tanto de depredadores como de una fórmula eficaz contra su avance lo convierten en amenaza para las especies autóctonas y para las propias infraestructuras hídricas, ya que su volumen es capaz de obstruir y dañar conducciones de agua potable, redes de riego, centrales eléctricas, etc. En casos extremos, recubren cascos de embarcaciones, se introducen en sus circuitos de refrigeración, afectan a embarcaderos o tapizan orillas de ríos y embalses hasta el punto de impedir el baño. Como gran consumidor de fitoplancton, la especie aumenta la claridad del agua. Esto afecta gravemente a las condiciones ambientales de los ecosistemas acuáticos y, por tanto, desplaza o elimina a las especies autóctonas. Como ejemplo, el Ministerio de Medio Ambiente asegura que, en el Ebro, la Margaritifera auricularia, la Anodonta cygnea y la Unio elongatulus corren un grave peligro de extinción por culpa del mejillón cebra.

Aunque los pantanos de Málaga no han llegado a ese punto, la Junta de Andalucía, cuando inició labores de prevención y control antes incluso de que fuera detectado. No obstante, la administración andaluza asegura que fue en 2009 cuando constató su existencia en el Guadalquivir y en el embalse de Bermejales (Granada), momento en el que se desarrolló el Programa de Control frente a la Invasión del Mejillón Cebra para detectarlo de forma precoz y minimizar su introducción. Su progresión se confirmó en 2011 en el embalse de Iznájar (Córdoba), el más grande de Andalucía, y en 2015 en el pantano de la Breña, en la misma provincia. Ese mismo año, las larvas del mejillón alcanzan Málaga y Cádiz. Nada evita que la especie se asiente en los embalses Conde de Guadalhorce, donde hay una central eléctrica, y en el gaditano de Zahara-Gastor, lo que obliga a las autoridades a impulsar la lucha. Para una detección temprana, los expertos analizan trimestralmente el agua en todas las presas de Málaga, Cádiz y Granada, y quincenalmente en los pantanos malagueños ya mencionados y en Almodóvar, Barbate, Arcos, Bornos, Celemín, Guadalcacín, Los Hurones y Zahara, todos de Cádiz.

Aunque no ha sido posible conocer de primera mano la versión de los expertos de la Junta de Andalucía, la información disponible en la web de Medio Ambiente explica que para el control de la plaga se ha instalado un dispositivo de vigilancia compuesto por tres vehículos en los embalses del Guadalhorce «Todos cuentan con una estación de limpieza móvil que se emplea en aquellos casos en que se encuentren usuarios que hayan entrado en contacto con la masa de agua de manera accidental, a quienes se informa de la prohibición temporal de la navegación y de las posibles sanciones en caso de volver a navegar o a utilizar cualquiera de los elementos cuyo uso estén vedados», explican. Estas estaciones, añaden, están compuestas por un remolque, hidrolimpiadora de agua caliente, un depósito de 200 litros y un motobomba de autopropulsión con los que no se utilizan productos químicos que pudieran afectar al agua.

De la misma forma, las aguas bajas del Tajo de la Encantada poseen dos estaciones de muestreo de larvas de mejillón cebra para conocer «el nivel de invasión» en el agua que sirve de aprovechamiento para instalaciones de regadíos del Guadalhorce y de potabilización para Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) del Atabal y así poder establecer protocolos de actuación que minimicen el impacto sobre las infraestructuras. Por último, la Junta asegura que se inspeccionan las instalaciones sumergidas para conocer la afección de las mismas por parte de los mejillones adultos además de trabajar en el cerramiento de los «accesos incontrolados». Para evitar que se adhieran a rejillas u otras infraestructuras de las presas afectadas se prevé su sustitución o pintado con productos que eviten su agarre.