La comunidad educativa ha recibido con interés la propuesta realizada el sábado por el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, sobre la posibilidad de crear un MIR docente para poder acceder a una plaza de profesor. Con el interés de conocer con más detalle esta proposición avanzada en Santiago de Compostela durante un acto del Partido Popular, y con la aspiración de que pueda convertirse en una herramienta eficaz de selección de quienes tienen que asumir el reto de formar a las generaciones futuras. Porque lo que hay ahora no gusta a casi nadie.

La mayoría de los docentes consultados por La Opinión de Málaga aprueban esta iniciativa. Hasta la fecha, el acceso a la función docente se ha visto sujeto a un proceso selectivo en el que la experiencia no era condición necesaria a la hora de superar los concursos públicos. «¿Imaginan a un piloto de avión teorizando sobre Aeronáutica sin contar en su haber con las horas de vuelo suficientes como para asumir la responsabilidades que se le presuponen? ¿A un facultativo efectuando su primera intervención a corazón abierto con sus apuntes de Cardiología aún bajo el brazo?», se pregunta Pedro Jerez, maestro de Primaria, que aboga por que en su profesión ocurra algo parecido, «porque nadie nace sabiendo».

Jerez sostiene que «la vocación debe aterrizar en la práctica diaria para justificar su existencia». Lo mismo opina José Luis González Vera, director de instituto. «La idea, en principio, no es mala, pero aún todo está muy indefinido», lamenta. «Uno de los problemas de la enseñanza es que hay muchas personas que optan a las plazas por quitarse del paro, pero, en realidad, no saben en lo que se meten», resume. Y esto provoca «malestar docente», que, según Jerez, «se retroalimenta en todos aquellos colegas que siguen sin encontrar el verdadero sentido a su día a día en el aula».

Samuel Ruiz, maestro de Infantil, recientemente considerado como el mejor de su especialidad de toda España, sostiene, por su parte, que es necesario mejorar la formación inicial en la Universidad y la formación permanente. «También hay prácticas durante los estudios universitarios. Se debería mejorar la gestión de esas prácticas. Después de aprobar unas oposiciones hay un año en prácticas que tenemos que pasar. Pues que ese año sea de visitas a centros educativos innovadores, que sea realmente de seguir aprendiendo antes de tener a 25 niños para ti solo», explica Ruiz, que muestras sus dudas respecto un posible MIR docente, entre otras cosas porque, de momento, no se contempla memoria económica para ponerlo en marcha.

Más recursos

«Para mejorar la calidad educativa que hablen de inversión en educación, que hablen de bajar ratio, que permitan días de formación en los que poder ver centros trabajando in situ. Y no hablemos que para llegar a ser docentes estaríamos casi 7 años de estudios», señala este docente, que insiste en lo que necesita la educación es inversión.

«La formación inicial no es la más adecuada ni tampoco el sistema de acceso», admite Patricia Santos, profesora de FP, quien confía en que antes de hacer un pacto de Estado de Educación se consulte a la comunidad docente y a las familias. «Otra cosa sería repetir errores», precisa. Santos señala que «según la etapa educativa, ni siquiera se exigen conocimientos pedagógicos. A FP se accede con un máster que ahora mismo no te forma a nivel pedagógico. El sistema de acceso adolece de fallos sistémicos, se mide capacidad por oposición, sobre todo memorística que a veces roza el absurdo», asegura.

Esta docente comparte que con el sistema actual hay docentes que «no tienen vocación». «No es un proceso de selección en el que se busque a buenos profesionales a los que les guste la docencia», aunque advierte de que el MIR tampoco va a ser la «panacea» que solucione todos los problemas. «Por ejemplo, que no haya estabilidad en los centros provoca que no se pueda crear un proyecto educativo. Yo, por ejemplo, llevo 14 años dando clases y no tengo destino definitivo», señala Patricia Santos, la mejor profesora de FP de España según los Premios Educa Abanca, recientemente adjudicados.

Santos también echa de menos que los docentes tengan opción de seguir formándose en horario de trabajo. «No se nos exige la formación continua, lo dejan en nuestras manos. En ninguna empresa se concebiría. Es decir, aportar calidad a la educación depende de nosotros y de nuestro tiempo libre», concluye.