«Cuando voy a estos sitios soy muy escéptico y no creo muchas cosas. Siempre voy a ver dónde está el truco y muchas veces me lo he encontrado», cuenta Diego Ceano. El escritor malagueño tiene en las manos su libro número 39, Los que vinieron del Más Allá (Jákara ediciones), que recopila las historias más sorprendentes que ha investigado o protagonizado.

«A lo largo de todo lo que he ido investigando en 30 años me han ido saliendo temas que como no iban en mi línea los he ido guardando, y ahora resulta que tengo ciento y pico de historias», contaba ayer a La Opinión. Quince de estos casos están recogidas en el libro.

Y como resalta este colaborador de Cuarto Milenio, el conocido programa de televisión de Iker Jiménez, a veces los sucesos extraordinarios tenían una respuesta racional. Es lo que pasó con el famoso monstruo de la calle Ancha, recogido en el libro. Sucedió en agosto de 1968: Apareció un ser lleno de pelos y encorvado en un tejado y algunos lo confundieron con un gorila. Como explica Diego Ceano, resultó ser una persona que la familia tenía cruelmente encerrada en un sótano por sus deformidades, en unos tiempos en los que las enfermedades mentales todavía eran motivo de vergüenza. «Terminó en el Hospital Civil, en la sala 21, cuidado en condiciones», cuenta.

Otro caso recogido y que alarmó a media Málaga ocurrió en la calle Hinestrosa a comienzos del siglo XX. Se creó una psicosis colectiva porque, cada vez que algún vecino de la calle fallecía de repente, dos perros lo anunciaban ladrando de forma violenta. «En una ocasión, los perros empezaron a ladrar, los vecino salieron a mirar casa por casa, y se tranquilizaron porque nadie había muerto. Pero entonces apareció una mujer chillando: a la vuelta de la esquina había un zapatero que se había peleado con la mujer, se había cortado las venas y estaba ya muerto».

Diego Ceano, que ha sido testigo en Málaga de fenómenos de todo tipo, incluidos poltergeist, confiesa que todavía se le pone «la carne de gallina», al recordar el caso de hace siete años de una niña del Puerto de la Torre que decía hablar con una amiga invisible en su cuarto. Fueron pasando los años y como este síndrome, muy común, no remitía, los padres llamaron a un sacerdote y luego al propio Ceano. «Le habían comprado un perro a la niña, pero el perro, al llegar a la habitación de ella, metía el rabo entre las piernas y no entraba».

Por mediación de Diego Ceano, acudió el parapsicólogo Enrique Muñoz, una de las personas a quien está dedicado el libro, y éste, haciéndole preguntas a la niña, pudo hablar con esa amiga invisible. «A través de la niña contó que un hombre le había hecho daño, le había roto las gafas y que tras envolverla en una sábana, estaba enterrada debajo la casa, cuando eso era campo», cuenta Diego Ceano, que explica que el parapsicólogo la convenció para «ir a la luz», y a partir de ahí, «la amiga desapareció y el perro pudo entrar en la habitación». Historias del Más Allá de Málaga.