La diócesis de Málaga necesita nuevos sacerdotes para atender sus necesidades. El clero es mayor, se jubila, enferma... y hace falta cantera. Los seminaristas que estudian y se preparan para cura en Málaga son jóvenes de su tiempo que han renunciado a muchas cosas tras sentir la llamada del Señor, la perentoria obligacióndeuniversalizar su amor,de dedicarse por completo a los demás, a los más necesitados, sobre todo, y de ponerle pies al Evangelio. El Seminario diocesano de Málaga es una institución con más de 400 años de historia. El nuevo recinto es fruto del sueño pastoral, del entonces obispo y ahora santo, Manuel González, en 1923. Hoy no son pocos los que llamana la puerta, pero no todos logran entrar, a pesar de la necesidad de curas en la provincia. Este curso son 16 seminaristas, que han tenido que pasar entrevistas psicológicas que determinen su madurez, su lado humano y su equilibrio. Algunos, tras un primer año de discernimiento vocacional, descubren que, efectivamente, el sacerdocio no es lo suyo. Ser cura no es una simple profesión o una salida laboral, sino una vocación.