La nueva generación de nativos digitales adquiere mejor los conocimienos, de una forma más amena, con las nuevas tecnologías. Incluso hay informes que avalan que el uso moderado del ordenador ayuda a sacar mejores calificaciones en la etapa escolar, por eso, la OCDE, entre otras entidades, abogan por reducir la brecha digital enre el alumnado y dar a todos los estudiantes las habilidades necesarias para conectarse en el mundo actual. La Iglesia también advierte un repunte de vocaciones religiosas gracias, precisamente, a las redes sociales, que es una nueva vía para evangelizar y acercarse a los jóvenes.

Con demasiada frecuencia, las redes sociales y el uso de las nuevas tecnologías saltan a la palestra de la actualidad debido al mal uso que algunos hacen de ellas. Los casos de ciberbullying son cada vez más numerosos y constituyen un fenómeno que cada vez provocan más preocupación a la comunidad educativa. Pero un buen uso de estas herramientas puede hacer de la comunicación, de la difusión, de la promoción y hasta del anuncio de la Palabra algo mucho mucho más eficaz.

Según los datos de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), en 2017 el número de religiosos y religiosas españoles ascendía a un total de 41.184, un 3% menos que el año anterior (42.460 en 2016). Los que se incorporan son menos que los que fallecen, pero no se puede hablar, en ningún caso, de crisis de vocaciones. En todo caso, no deja de ser un reflejo de la sociedad española, con una baja natalidad y un envejecimiento poblacional. De hecho, según el obispo de Málaga, Jesús Catalá, que preside a su vez la Comisión Episcopal de Vida Consagrada, ésta está «asegurada».

Más mujeres que hombres

De los datos se desprende que hay más monjas que frailes o sacerdotes. En concreto, el 75,7% de los 41.184 religiosos son mujeres (31.201 frente a los 9.983 hombres). Además, en España hay un total de 406 congregaciones, de las cuales 298 son femeninas y 108 masculinas.

El uso de las nuevas tecnologías está muy presente en todas las parcelas de la actual sociedad de la información. La Iglesia no quiere quedarse atrás y está trabajando para formarse en el uso de estos nuevos lenguajes. «Vivimos en la misma sociedad y existen los mismos retos», señala Catalá.

Como dice Antonio Moreno, periodista de la delegación de Medios de Comunicación Social del Obispado y tuitero habitual, con más de 10.400 seguidores en la red social del pajarito [con un crecimiento importantísimo a raíz de sus últimos hilos en la pasada Navidad], «las redes sociales no son un medio para llegar a la gente son, hoy en día, un lugar donde la gente habita, pasea, comercia, se relaciona…».

Moreno destaca cómo el Evangelio del día es uno de los contenidos más demandados por los usuarios de las redes. «Sólo hay que mirar cada mañana en twitter, a eso de las 10.o0 o las 11.00 horas, cómo la cita del Evangelio del día se convierte en trending topic junto a las declaraciones de una ministra o la última votación del talent show de turno. Y es que la Palabra de Dios tiene respuestas para el hombre y la mujer de hoy y ellos las buscan también en la red», insiste.

«Los seminaristas como es natural no han nacido en el Seminario», explica, por su parte, GerardoMartínez, vicerrector del Seminario de Málaga. «Son jóvenes del mundo de hoy, y por tanto son chicos que han nacido y viven en las redes. En sus clases muchos de ellos toman sus apuntes en el ordenador, están acostumbrados a trabajar en sus estudios por medio de una plataforma virtual. Para ellos es normal cada día asomarse a su facebook, y por whatsapp mandarse saludos, contarse sus cosas, enviarse vídeos y fotos que salen en la red o que se hacen ellos mismos con los selfies», añade.

Los jóvenes utilizan los medios como algo natural. Se sienten como pez en el agua ante un ordenador, una tablet o un teléfono móvil. «Sin embargo, muchas veces no caen en la cuenta de cómo esta forma de vida les da una forma de vivir y entender el mundo», agrega Martínez, que parafrasea al Papa Francisco: «Es de gran importancia poner de relieve cómo la experiencia de relaciones a través de la tecnología estructura la concepción del mundo, de la realidad y de las relaciones personales. A esto debería responder la acción pastoral, que tiene necesidad de desarrollar una cultura adecuada».

Para ello, en el Seminario de Málaga y en el Centro de Estudios Teológicos se imparte una asignatura sobre Medios de Comunicación (un deseo de la Santa Sede que aún se encuentra en pocos seminarios del mundo) donde se estudia, además del manejo de todos estos medios, la manera en que estos influyen en las formas de vida y en la mentalidad de las personas, para poder anunciar y poder conectar con las generaciones que viven en todo este universo.

La presidenta de CONFER, María Rosario Ríos, percibe que «hay jóvenes que están buscando sentido a la vida» y pone de relieve que muchos encuentran la vocación religiosa al hacer voluntariado o al conocer a religiosos en contacto con realidades de pobreza. Y también apunta que una nueva vía de la que disponen para evangelizar y acercarse a los jóvenes son las redes sociales. «Nos planteamos el uso de las redes sociales de distintos modos, por ahí se está haciendo camino de formación, de implementación», afirma. Si bien, precisa que no se puede hacer cualquier uso de estos nuevos canales sino uno que sea «coherente» con lo que son los religiosos y lo que quieren transmitir.

Como hace Jesús Catalá, la presidenta de CONFER descarta hablar de «desierto vocacional», aunque sea evidente que las nuevas vocaciones son «muy inferiores con respecto a hace 50 años». En los institutos religiosos que comprende esta confederación, hay actualmente 417 novicios y 770 religiosos de votos temporales, es decir, más de 1.100 jóvenes que han entrado en los últimos dos años. En todo caso, precisa que las vocaciones no son solo las nuevas sino también «las que ya son», las 54.792 que hay (si se suman los monasterios de vida contemplativa, las nuevas formas de vida consagrada y los institutos seculares) y eso, según advierte, a veces, «no se valora».Falta respuesta

Jesús Catalá advierte que «es cierto que hay un descenso entre las personas que quieren dedicarse al Señor en la Vida Consagrada, y que muchas congregaciones se están haciendo mayores... pero eso no expresa una crisis de vocaciones. El Señor sigue llamando, quizás falta la respuesta de muchos que no quieren oír esa llamada, o los afanes del mundo se lo impiden», explica el prelado. ·Por tanto, la vida consagrada no está en crisis. La vida consagrada es una respuesta al Señor a vivir más cerca de Él, de una manera profunda y hay mucha gente que vive esa respuesta de manera plena. Por ello yo distinguiría entre una disminución de quienes responden a la llamada de Dios, porque no hay crisis de llamadas sino crisis de respuestas», concluye Catalá.