Siempre que me preguntan sobre cómo evangelizar en redes sociales respondo con estas palabras del Papa: «Evangelizar no es hacer proselitismo. Se evangeliza con la actitud de la misericordia y con el testimonio de nuestra vida». Las redes sociales no son un medio para llegar a la gente son, hoy en día, un lugar donde la gente habita, pasea, comercia, se relaciona…

La evangelización en este nuevo ambiente no ha de alejarse mucho de la que ya realizan los cristianos en su día a día. En su facultad, en su lugar de trabajo, en el supermercado o en el barrio, el cristiano no va por ahí proclamando el Reino a voz en grito; su semilla la va esparciendo de forma más discreta en su forma de comportarse con el vecino, en su actitud de misericordia con quien no siempre es bien aceptado, en la forma en que atiende y se preocupa por los problemas de su prójimo, en su diligencia para defender al débil y denunciar las injusticias, en su forma de vivir alegre y esperanzada… Es esta manera de hacerse presente en las redes sociales la que, en mi opinión, hará preguntarse a más de uno: «oye, ¿y tú?, ¿por qué vives así? ¿por qué te comportas de esta manera?».

Hace unos días he tenido el privilegio de participar, junto a los miembros de la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga, en un encuentro con los responsables de las redes sociales de la Santa Sede (cuyas cuentas, sólo en twitter, acumulan más de 40 millones de usuarios). En dicho encuentro se nos habló también de la importancia de hacer presente la Palabra de Dios en la red. El Evangelio del día es, curiosamente, uno de los contenidos más demandados por la gente.

Algunas redes, sobre todo twitter, son proclives al debate intenso, a la crítica feroz, a la batalla personal e ideológica, al zasca y al «y tú mas». No es la forma de defender la fe en el ámbito público. Como ha recordado el papa en su último mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales «una argumentación impecable puede apoyarse sobre hechos innegables, pero si se utiliza para herir a otro y desacreditarlo, por más que parezca justa, no contiene en sí la verdad». No es sólo lo que se dice, sino cómo se dice lo que hará que nuestra presencia en redes sea auténticamente cristiana y al servicio de la verdad en que creemos.

*Antonio Moreno es periodista