Es martes y el equipo multidisciplinar de la Unidad de Endometriosis de Carlos Haya está preparada para operar en el Hospital Civil. Cirugía avanzada y de mayor complejidad que la intervención de un tumor en la zona porque no hay planos anatómicos. Cuatro o cinco horas por delante en las que se adentrarán, con la ayuda de la robótica y una técnica mínimamente invasiva, en el órgano afectado de la paciente por la endometriosis profunda que presenta y que incapacita a la mujer por el dolor que produce todos los meses.

La Asociación de Afectadas de Endometriosis Cibernéticas (ADAEC) estima que en Málaga hay 82.000 mujeres afectadas, hasta dos millones y medio en España. Una enfermedad que consiste en la presencia de tejido del endometrio fuera de su localización normal, desde la zona genital hasta la pelvis o pulmones, y que incapacita social e incluso sexualmente a las afectadas. Pequeñas lesiones en localizaciones exactas; los conocidos como «quistes de chocolate», hasta lesiones infiltrantes profundas que derivan incluso en procesos inflamatorios dentro del útero y que requieren de cirugía de alto grado para ser tratado.

Desde hace cinco años, el Hospital Carlos Haya cuenta con una unidad para atender a estas pacientes. Al cargo de la unidad está la coordinadora Emilia Villegas, quien ha tratado en este lustro a más 200 pacientes, 100 de ellas intervenidas con endometriosis profundas. Un problema aún desconocido por muchos pero que requiere de una atención especial y de un equipo con muchas horas en quirófano para acabar con el dolor intenso que padece quien lo desarrolla, el principal síntoma que debe hacer saltar la voz de alarma al ginecólogo para derivar a la paciente a esta consulta. «Se tarda de media entre 5 y 7 años en hacer el diagnóstico», explica Villegas. Con una exploración ginecológica y clínica y pruebas como una ecografía intravaginal o una resonancia pélvica con gel se puede verificar si existe o no endometriosis. Una dolencia que en ocasiones se puede tratar con fármacos orales, ya que está relacionado con la actividad hormonal de la mujer, y que en casos de mayor sintomatología requiere de cirugía. En el caso de las intervenciones intestinales se actúa a través de una resección del tejido (eliminarlo) o del shaving, una técnica que consiste en llevar a cabo un raspado superficial del órgano afectado.

Bajo la premisa de mantener los órganos femeninos intactos siempre que se pueda y aplicar el método menos invasivo, gran parte de las intervenciones de endometriosis profunda que lleva a cabo el equipo lo hace a través de cirugía laparoscópica. Cuatro pequeñas incisiones en el abdomen por las que introducen cámara e instrumento sin necesidad de abrir. Muchas de ellas, con la ayuda del robot Da Vinci, una herramienta que facilita entrar en campo cóncavo hacia abajo a los especialistas a distancia. En caso de que no sea posible esta técnica se practica una laparotomía (apertura del abdomen).

Hasta siete personas intervienen en cada una de estas operaciones de alto nivel entre ginecólogo, cirujano, urólogo, anestesista y auxiliares de enfermería. Profesionales de la Clínica del Dolor y Salud Mental también participan en este equipo multidisciplinar, el primero en utilizar robótica en las intervenciones de endometriosis en España, desde hace tres años, y que aspira a ser unidad de referencia dentro de su campo. Una unidad ubicada en el Materno Infantil que se traslada todos los martes al Hospital Civil, donde intervienen por lo general a una paciente al día dada la complejidad y el número de horas que requiere cada intervención, según explica Villegas. Es allí donde está instalado el robot Da Vinci.

Ella es la encargada de atender de manera personalizada a las afectadas cada lunes en la consulta, algo más de 20 pacientes, muchas de ellas desoladas por la situación que viven cada mes y que encuentran entre esas paredes una esperanza de la mano de Villegas para recuperar su vida normal durante la menstruación, tras no dar con la solución durante años en muchos casos. «El tejido del endometrio atrapa al órgano, constriñe hasta las terminaciones nerviosas y eso produce dolor», intenta explicar la especialista para hacer ver la magnitud que en algunos casos tiene este problema.