Todo comenzó con la palabra «Riogordo», localizada al vuelo por la riogordeña Emilia Pascual, por entonces a cargo del Archivo Díaz de Escovar, mientras digitalizaba unos documentos.

Riogordo aparecía en las efemérides del propio Don Narciso Díaz de Escovar, en concreto en una del año 1795, que informaba de que fray Manuel de la Virgen del Rosario, «natural de Riogordo y excelente escritor» había sido elegido ministro (superior) del convento de los trinitarios descalzos de Antequera.

La aparición de este religioso desconocido del siglo XVIII, animó a esta licenciada en Biblioteconomía, ya prejubilada, a seguir «tirando del hilo» hasta localizar más datos. Cuando recopiló unos cuantos compartió el descubrimiento con su paisana Rosa Durán, que trabaja en la conserjería de la Facultad de Ciencias y es licenciada en Historia, y surgió la idea de escribir un libro. «Pensé que siendo ella licenciada en Historia, de Riogordo y gustándole el tema, le agradaría», cuenta.

Y así ha sido. Las dos investigadoras presentaron el pasado viernes en la Diputación el libro Tras los pasos de un trinitario. Fray Manuel de la Virgen del Rosario. Insigne riogordeño (1757-1825), que ha sido editado por el Ayuntamiento de Riogordo en la colección Río de Oro. Todo lo recaudado por la venta irá destinado a la AVOI, la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil.

Se da la circunstancia de que Emilia Pascual ya publicó en esa colección una amplia biografía sobre Antonio Pascual, alcalde de Riogordo durante casi 20 años.

En cuanto a trabajar de forma conjunta, Rosa Durán confiesa: «Nos lo hemos pasado divinamente pululando por los archivos. Me ha encantado porque Emilia tiene mucha experiencia en archivos y he aprendido mucho a moverme por ellos».

Seguir la pista histórica a un religioso, a partir de un escueto párrafo hasta completar un libro ha sido un concienzudo trabajo de dos años.«Miramos primero más referencias en el Archivo Díaz de Escovar y allí había un sermón que dedica en Riogordo a Nuestro Padre Jesús Nazareno», detalla Emilia.

Escrito de su puño y letra en 1782, ha sido reproducido y transcrito en el libro y cuenta con un estudio previo.

Las investigadoras fueron detrás de la siguiente pista del párrafo de Díaz de Escovar y en el convento trinitario de Antequera, que se encuentra en la calle de la Cruz Blanca, en el libro de protocolo comprobaron que había sido el ministro conventual o superior durante dos mandatos seguidos, de 1795 a 1801 «algo que no era lo habitual, pero parece que estaba llevando pleitos de la orden y lo estaba llevando muy bien», explica Emilia Pascual.

El libro desvela además que nació en Riogordo en 1757 y que tenía como «nombre del siglo», es decir, el anterior a profesar en la orden religiosa, el de Manuel Luis Máximo Gómez Rodríguez y era hijo del riogordeño José Gómez, y de su tercera esposa, Ana Rodríguez, nacida en los cortijos de Periana, con la que tuvo once hijos, aunque había un hijo más de la segunda mujer.

Las investigadoras están seguras de que, con tantos hijos, en la actualidad quedan descendientes de este matrimonio, y recuerdan que en el pueblo abundan tanto los Gómez como los Rodríguez.

Otro de los pasos más importantes ha sido contactar con la Orden de los Trinitarios Descalzos en Roma, en concreto con el Archivo San Carlino (la iglesia de la orden en la capital italiana es la de San Carlos o San Carlino, llamada así por su reducido tamaño). En el archivo, gracias a la ayuda de su responsable, un amable fraile jiennense, pudieron localizar el documento en el que se registra que ingresó en la orden en 1773, en una ceremonia realizada en Granada. «Era tal vez el documento más difícil de localizar», reconoce Emilia Pascual.

Tras unos años como trinitario en Granada, pasó al convento antequerano, donde resaltó por sus estudios de Filosofía y Teología. Allí le sorprendió la invasión francesa y el decreto de expulsión de las órdenes religiosas que obligó a los frailes a salir «sólo con lo puesto» y buscar refugio en casas de familiares. Tras la invasión francesa y el saqueo del convento, los frailes pudieron regresar.

Del religioso también han averiguado que fue juez sinodal de los Obispados de Málaga y Astorga (León). «El juez o examinador sinodal lo nombraba el obispo para comprobar todos los méritos de quienes se presentaban a un cargo eclesiástico», explica Rosa Durán.

Las coautoras han podido dar con la partida de fallecimiento en1825 en su pueblo natal, con lo que corrigen alguna información, que sin mencionar las fuentes, daba por hecho que había muerto en Málaga capital.

El libro también recopila otros tres escritos del fraile: una oración fúnebre por los militares fallecidos en la Batalla de Bailén, una oración de acción de gracias por el regreso de Fernando VII y otra dedicada la Virgen de Valvanera, coincidiendo con la llegada de una imagen de esa advocación al convento de Antequera.

El primer dibujo de Riogordo

El trabajo, por último, ha permitido localizar la ilustración más antigua realizada de Riogordo, fechada en 1752, cuando contaba unos 2.000 habitantes, con motivo de los interrogatorios para efectuar el famoso Catastro de Ensenada.

Todos estos hallazgos animan a las dos investigadoras a continuar con nuevos trabajos: en primer lugar, una ambiciosa Historia de Riogordo, y a continuación, una biografía sobre el religioso riogordeño que erigió la parroquia malagueña de San Pablo, en La Trinidad.

«Nuestra idea es hacer estas cosas porque de pueblos como el nuestro hay muy poco escrito», comenta Rosa Durán. «Es algo importante de hacer», subraya Emilia Pascual.