La Audiencia de Málaga ha condenado a nueve años de cárcel a un entrenador de fútbol por abusar de tres menores, a los que hizo firmar contratos, sin conocimiento de sus padres, con la promesa de convertirlos en profesionales de este deporte, en los que los jóvenes se comprometían «a obedecer al acusado, a comportarse con lealtad y honradez y a guardar el secreto».

En la sentencia se declara probado que el procesado se dedicaba profesionalmente a entrenar a equipos juveniles de fútbol en la provincia de Málaga y además seleccionaba de entre los jóvenes «a aquellos que consideraba más vulnerables para proponerles un entrenamiento personalizado con la promesa de convertirlos en jugadores de fútbol profesional». Con ese pretexto, en agosto de 2008 el procesado habló con un menor de 15 años en aquel momento y le propuso firmar un documento conocido como 'contrato de futbolista', por el que el menor contrataba al acusado como entrenador personal de fútbol, según la resolución. En dicho documento, dice la sentencia, «el menor se comprometía a obedecer al acusado, a comportarse con lealtad y honradez y a guardar el secreto, de forma que si incumplía sus compromisos o desobedecía al técnico tendría la obligación de pagarle una indemnización de 100 millones de euros».

Dicho contrato, «carente de toda validez legal», se hacía «sin el consentimiento y conocimiento de los padres del menor y permitía someter a éste a la voluntad del procesado pues si no accedía a sus peticiones y órdenes, no seguiría entrenándolo y no se convertiría en jugador profesional de éxito», apunta la Sala; además de tener que abonar dicha compensación económica «desorbitada» o «ser el responsable moral del suicidio del procesado o de la muerte de la madre de éste en caso de ir a la cárcel».

Según la resolución, la relación profesional personalizada entre el procesado y el menor consistía en entrenamientos individuales en zonas alejadas del núcleo urbano en la provincia de Málaga. El acusado se ganó la confianza del joven, proporcionándole, además, regalos y haciéndole promesas de que llegaría lejos en el fútbol profesional. Además, el acusado, «movido por un ánimo libidinoso», proporcionaba al jugador ropa deportiva de pequeñas dimensiones «que le obligaba a ponerse sin ropa interior, debiendo cambiarse en el interior de su vehículo», indica la sentencia. Igualmente, con el pretexto de realizar masajes y estiramientos, le realizó tocamientos y otros actos sexuales.