El Consejo de Ministros aprobó ayer el Plan Estatal de Vivienda 2018/2021 con una dotación en cuatro años de 1.443 millones de euros, un 62,5% más que en la anterior iniciativa, según anunció ayer el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, en rueda de prensa. Este plan tiene dos objetivos básicos: ayudar al alquiler a la compra para menores de 35 años y facilitar el acceso a la vivienda, tanto en arrendamiento como adquiriéndola, en las zonas afectadas por la despoblación rural.

En el caso de las ayudas a la compra de viviendas, estas se limitan a municipios de menos de 5.000 habitantes, de los que hay 76 en la provincia. Estas subvenciones están destinadas a frenar el éxodo rural y fijar población en los territorios de interior, una tendencia especialmente dañina en Andalucía y, por tanto, en Málaga. El dinero irá a jóvenes de menos de 35 años que vivan en estos pueblos cuyos ingresos sean inferiores a menos de tres veces el Iprem (1.613,52 euros mensuales en 14 pagas). El precio máximo para la adquisición de vivienda es de menos de 100.000 euros, con un límite de ayuda del 20% del precio y 10.800 euros a la vivienda.

En cuanto a los requisitos para acceder al programa de ayudas al alquiler de vivienda de Fomento son que la casa alquilada sea la residencia habitual y permanente, que la unidad familiar tenga un límite de ingresos de tres veces el Iprem (1.613,52 euros mensuales en 14 pagas) con carácter general y que el alquiler del inmueble no supere los 600 euros mensuales, cifra que se podrá ampliar a 900 euros mensuales en determinadas zonas a definir por las comunidades autónomas, es decir, las zonas rurales en las que la población joven no permanece mucho tiempo de adultez y emigra a las ciudades, un proceso acelerado sin duda por la crisis.

En el caso de las viviendas en las que viva una familia numerosa general y personas con discapacidad la ayuda se entregará si los ingresos no superan cuatro veces el Iprem (2.151,3 euros al mes en 14 pagas). Además, el núcleo de las familias numerosas especiales y con personas con determinados grados de discapacidad no podrá ganar más de cinco veces el Iprem (2.689,2 euros al mes por 14 pagas).

El límite de la ayuda es del 40% del alquiler mensual para los jóvenes menores de 35 años, cifra que se incrementa hasta el 50% en el caso de los mayores de 65 años. Es decir, la ayuda podrá llegar hasta los 390 euros al mes.

En cuanto al tiempo en el que podrán ser solicitadas las ayudas, el titular de Fomento afirmó que las solicitudes podrán ser recibidas en el momento en el que cada comunidad autónoma haya abierto las órdenes correspondientes. «En un plazo de dos o tres meses tienen que estar suscritos todos los convenios y abiertas todas las órdenes de ayudas», subrayó.

Algunos expertos han echado de menos en este plan de vivienda la intervención en uno de los mayores problemas del sector inmobiliario en España: la ayuda al acceso al crédito de jóvenes que quieren comprarse una casa, pues no han tenido capacidad de ahorro en los últimos años debido a la precariedad laboral.

Los grandes portales inmobiliarios consideran que las ayudas al arrendamiento se trasladarán a los precios y las de compra serán muy limitadas. Idealista, por ejemplo, cree que sólo el 24% de la oferta de viviendas podrá acogerse a las ayudas.

La despoblación rural es una vieja preocupación de las autoridades que se ha acelerado con la crisis económica. Sólo hay que analizar varios datos provinciales para ser consciente de la intensidad de este proceso: más de la mitad de los pueblos malagueños han perdido población a lo largo de la década que va de 2006 a 2016. Se trata de 54 pueblos, mientras que el 70% de los residentes en la provincia se concentran en ocho municipios. En Málaga, según la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), el 27% de los municipios tienen ya menos de un millar de habitantes. Por otro lado, sólo los grandes municipios malagueños han registrado crecimientos destacados en el siglo XXI. Los más espectaculares se han dado en las ciudades de la Costa del Sol, en sus dos caras, y en el área metropolitana de la capital, gracias, cómo no, a la importante presencia de extranjeros. Los pueblos del interior, por otro lado, han sufrido en los más de 17 años que llevamos de siglo fuertes pérdidas de población. Como contrapartida, por ejemplo, en Benahavís los habitantes han crecido un 253% hasta 2017.

La despoblación es un fenómeno que viene acompañado de otros factores, todos ellos negativos: no hay nuevos habitantes y, entre los que se quedan, apenas hay recambio generacional, dado que un padrón pequeño no facilita la existencia de servicios tan básicos como la sanidad o la educación -muchos de estos pueblos incluso se quedan sin sucursales bancarias-. Todo ello conlleva un paulatino envejecimiento de la población y hace más difícil darle la vuelta a la pérdida de vecinos.