La tercera planta del Hospital Universitario Virgen de la Victoria está llena de llantos que ensanchan el alma e imágenes que hacen olvidar todo lo que sucede en el resto del edificio. El lugar en el que se oyen las historias más bonitas de todas las que surgen a diario en un hospital. Ahí es donde nace la vida.

Cada año, la mimada unidad de maternidad del Clínico acoge entre 1.700 y 1.800 partos, y en cada uno de ellos prevalece el mismo objetivo: intervenir lo mínimo posible en el parto para fomentar la llegada del bebé lo más natural posible, siempre que no haya complicaciones, y trabajar por una lactancia precoz desde el primer segundo de vida. Para ello, el hospital está a la vanguardia y practica técnicas que los hospitales públicos apenas contemplan, todo ello apoyado por un equipo de profesionales que trabaja en cadena y vela por cada una de las parejas o mujeres que llegan al hospital. Un total de 19 matronas, seis enfermeras especializadas en Neonatología, seis auxiliares de enfermería, un neonatólogo y cuatro residentes componen el cuadro humano que da la bienvenida al mundo.

La dilatación y el parto se lleva a cabo en alguno de los cinco paritorios que tiene el hospital, y se ofrece la posibilidad de caminar previamente, dilatar en una pelota hinchable o parir sentada, si la mujer lo desea y todo va según lo previsto. Tras esas horas de parto sin duración determinada, 120 minutos de piel con piel sin separar a madre e hijo ni un instante. «En esas dos horas de vida el niño está muy despierto y puede agarrar el pecho. Es ideal, el 90 por ciento lo consigue y se llama lactancia precoz», explica la supervisora de Enfermería de la Unidad, María Victoria del Moral. Y es que, los beneficios de esas primeras horas mágicas son infinitos. Fomenta el vínculo entre madre e hijo, mejora la frecuencia respiratoria y cardiaca del bebé y recibe el calor de su madre, sin cunas térmicas de por medio. Durante el periodo después de esas primeras horas de vida, el bebé entra en un estado de letargo que dificulta la toma del pecho.

Si en esos primeros 120 minutos ha logrado coger el pecho de la madre y continúa todo bien, en 24 horas la familia está lista para volver a casa, tras pasar una noche en planta. «La madre ya se siente segura, el niño le ha cogido el pecho y tiene toda la información que necesita», explica la supervisora. «Estamos con la mamá todo el tiempo que haga falta hasta que el bebé agarre, sobre todo, el personal del nido y las matronas», señala.

Es el caso de Ezequiel y Nerea, hace menos de 24 horas que la pequeña Elsa llegó al mundo y ya está casi lista para volver a casa. Es su segunda hija, los miedos de ser primeriza ya están superados, pero asegura que la grata experiencia de su primera hija, con poco más de un año, le ha llevado a repetir. «Sales de aquí con mucha seguridad.

Sabes que todo está bien y te ayudan en todo», explica la joven. Practicar piel con piel ha sido una experiencia única que su pareja también ha podido comprobar e incluso ha cortado el cordón umbilical de su pequeña, una petición demandada por muchos dentro de lo que denominan el «plan de parto» y que, siempre que es posible, se respeta.

Solo en los casos que requieren de cesárea o en los que los menores nacen con complicaciones, la estancia en planta es superior a 24 horas. «La mayoría son de 24 horas», señala la supervisora.

Los últimos datos oficiales aseguran que durante el primer trimestre del pasado 2017 el Clínico fue el que más lactancia consiguió en toda Andalucía. Un dato que reconoce el cuidado y la atención personalizada que recibe cada una de las ingresadas y que anima a todo el equipo a seguir en esa línea.

En caso de que el recién nacido presente alguna complicación al nacer, el hospital cuenta con la sala nido, con disponibilidad para 10 bebés,en la que los pequeños reciben cuidados intermedios. Solo si el parto se complica interviene un ginecólogo y si el pequeño necesita de una atención superior, como la UVI, es trasladado al Materno Infantil.

Salvo excepciones, los pequeños se quedan en el nido, custodiados por los auxiliares, y donde pueden entrar las 24 horas el día los padres para saber en todo momento cómo está su bebé. Aun así, y a pesar de estar en esta sala de cuidados intermedios, la continuidad de la lactancia es uno de los objetivos primordiales de todo el equipo y desde hace tres años los menores que precisan de fototerapia (tratamiento de luz para los recién nacidos con ictericia) se llevan hasta la habitación para que la madre continúe con el proceso de lactancia. Algo más novedoso es permitir que los menores que requieren de suero, por posibles cuadros infecciosos, también continúen con la lactancia en la habitación con todo el aparataje pertinente y necesario en la habitación que no interrumpe el tratamiento. Todo ello, siempre previo consentimiento de los padres e informe médico favorable para que la lactancia no se interrumpa. Una novedad que se incluyó en el hospital el pasado mes de diciembre y que le ha llevado a ser un ejemplo a seguir dentro de congresos internacionales sobre este ámbito.Reconocimiento

Todos estos cuidados y mimos que recibe cada uno de los pequeños y sus familias se ha traducido en que el Clínico esté en trámite para acreditarse dentro del Programa IHAN; «Iniciativa para la Humanización de la Asistencia a al Nacimiento y la Lactancia», un reconocimiento que forma parte del proyecto internacional de Unicef y la Organización Mundial de la Salud, «Baby-friendly Hospital Initiative», que le consagrará como pionero dentro de la sanidad pública española. Hasta ahora solo centros privados o de gestión pública privada han logrado dicho reconocimiento. En Málaga, solo el Hospital Costa del Sol cuenta con ello.

Mientras tanto, trabajan para lograr ese reconocimiento y entre los objetivos para seguir mejorando el trabajo del día a día está la inclusión del personal de planta dentro de la lactancia. Además, luchan por conseguir una matrona más y alcanzar la cifra redonda de 20. «Aquí, mínimo nacen tres niños al día pero puede ser que un día lleguen 12», explica la coordinadora de Enfermería.

Mientras el milagro de la vida sucede cada ciertas horas en esta planta, el matrón Cristóbal Rengel acude a Urgencias.Una madre que dio a luz a su bebé hace tan solo diez días ingresa con problemas de vesícula y es probable que haya que operar. Su ingreso es inmediato en el hospital y en ese mismo momento se coordinan las especialidades implicadas para que la madre pueda ser traspasada a Maternidad y reingrese con su bebé el tiempo que sea necesario para su recuperación. «Así puede continuar con la lactancia y no se separa de su niño», explica Rengel. Una posibilidad que ofrece el hospital al trabajar con diversas especialidades y que las madres agradecen para no tener que separarse de su pequeño y continuar con su rutina lo máximo posible. «En el caso de que esta madre tenga que ser intervenida, el cirujano vendría verla a esta planta», explica el especialista. Mientras tanto, la tercera planta del Clínico continúa su labor diaria para dar una gran bienvenida a todos los que están por llegar.