La economía sumergida continúa en niveles disparados por el impacto de la crisis, la precarización del mercado de trabajo y la reiterada mala conducta de algunos empresarios, tal y como alertan desde hace tiempo los sindicatos. La propia Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) admite que la economía sumergida es un problema que sigue sin resolverse en España y tilda de «piratas de parche y garfio» a quienes abocan a sus empleados a trabajar sin contrato o infringen las normativas laborales. El fenómeno, por su propia naturaleza, resulta muy difícil de cifrar aunque un pequeño botón de muestra («la punta del iceberg», dicen CCOO y UGT) queda reflejado cada año en la actividad de la Inspección de Trabajo, que este pasado 2017 consiguió aflorar mediante sus visitas a empresas unos 2.880 empleos sumergidos en la provincia de Málaga.

Un 65% eran de personas que desarrollaban su trabajo sin contrato mientras que el 35% restante correspondía a situaciones donde la empresa usaba de forma fraudulenta el contrato a tiempo parcial, sin declarar todas las horas que en realidad echaba el empleado. Cuando esa diferencia de jornada supera el 50%, la Inspección lo considera también afloramiento de empleo negro (si es inferior lógicamente también hay sanción pero no aparece en las estadísticas de economía sumergida).

La Inspección destaca en su informe anual de 2017 que los casos de fraude con el contrato a tiempo parcial están aumentando (de hecho, el empleo aflorado en este segmento sube un 58% en relación al anterior) mientras que el afloramiento de personas sin contrato se reduce ligeramente.

El jefe de este departamento en Málaga, Alfonso Conejo, afirma a este periódico que la economía sumergida sigue en niveles altos, igual que en años anteriores. «Hay mucha precarización en los contratos y demasiado empleo a tiempo parcial que no está justificado. Ahí tenemos un gran problema», comenta. Así, los controles detectan muchas situaciones en las que el trabajador tiene firmado un contrato de dos o tres horas al día, pero que en realidad termina echando ocho horas e incluso más. Los sindicatos ya han apuntado en muchas ocasiones al empleo a tiempo parcial como «la gran bolsa del fraude laboral» existente ahora mismo en Málaga.

Conejo aclara que la modalidad del empleo a tiempo parcial es legal pero señala que hay empresas que usan indebidamente esta tipología de contratos para abusar de sus empleados, enmascarando lo que en realidad son jornadas completas. De hecho, entre los controles realizados en 2017 por la Inspección en Málaga figuraron requerimientos y controles a cerca de 900 empresas en las que se había detectado una incidencia excesiva del tiempo parcial, con el objetivo de comprobar si esa tasa estaba justificada. «La economía sumergida es un gran caballo de batalla. Si no afloramos esas cotizaciones de trabajadores nos encontramos además con problemas como el de las pensiones, porque se pagan con ellas», apunta.Multas y sectores

Las inspecciones en el campo del fraude laboral, que incluyen otros apartados además del empleo sumergido, arrojaron como resultado la imposición de más de 1.750 multas a empresas por un importe conjunto de 9,3 millones de euros. Aparte, se han recuperado 33,8 millones en dinero para la Seguridad Social por derivaciones de responsabilidad, recaudación inducida o actas de liquidación. Entre las infracciones detectadas había también 157 casos de personas que estaban compatibilizando el cobro del desempleo con un trabajo.

La Inspección señala que el sector donde más afloramiento del empleo sumergido y más multas se han registrado, «como no puede ser de otro modo por lo que representa del sector productivo de la provincia y por requerir mano de obra poco cualificada», es de nuevo la hostelería, seguido del comercio, los servicios (con ámbitos como el mantenimiento de edificios, limpieza y jardinería o la telefonía), y la agricultura, la construcción y la industria. Cuando se detecta a un trabajador sin vínculo laboral, la Inspección puede proceder a darlo de alta de oficio o a reclamar a la empresa que lo haga (altas inducidas).

Las cifras globales sobre fraude laboral están algo por debajo de las ejercicios precedentes, aunque el propio jefe de la Inspección reconoce que el descenso no obedece a una reducción de la economía sumergida, sino a un menor volumen de visitas a empresas algo menor que años precedentes debido a diversas circunstancias. Por otro lado, el departamento, entre inspectores y subinspectores, cuenta con algo menos de 50 personas, una cifra limitada para cubrir una provincia con el tejido empresarial que tiene Málaga.

El tema de los recursos con que cuenta la Inspección suele ser de hecho motivo de controversia, ya que los sindicatos, aunque valoran su labor y dedicación, señalan que se necesitarían muchos más inspectores para luchar de forma eficaz contra la economía sumergida, y más con un mercado tan precarizado por el efecto de la crisis económica y de las reformas laborales.

«Desde que se puso en marcha la reforma laboral hemos percibiendo también mayores niveles de economía sumergida y de fraude en el empleo. Se ha fomentado mucho el contrato a tiempo parcial y eso esconde muchas situaciones de fraude, donde un trabajador tiene un contrato de dos horas al día pero se le obliga a estar ocho», comenta el responsable de Turismo de CCOO, Gonzalo Fuentes, que explica que las empresas que recurren a esta práctica fraudulenta tienen aleccionados a sus trabajadores para que, en el caso de que llegue un inspector, digan que sólo trabajan lo estipulado en el contrato, algo a lo que acceden por temor a perder el empleo.

Este fenómeno afecta a todos los sectores productivos pero se da con especial incidencia en la hostelería, un ámbito que incluye a restaurantes, bares, chiringuitos, discotecas o salas de fiesta. Lógicamente, el verano es la época del año donde hay más fraudes en la jornada a tiempo parcial, al ser también los meses de más actividad. «Muchos trabajadores de la hostelería en Málaga y la Costa del Sol, además, descansan sólo un día a la semana, lo que va en contra del convenio», añade.

CCOO recuerda que en otras zonas turísticas como Baleares hay un refuerzo de inspectores en verano gracias a un convenio con el Ministerio para luchar mejor contra la economía sumergida. «Aquí están desbordados. La actividad turística ha subido enormemente y el ámbito al que puede llegar la Inspección, con los medios que tiene, se ha quedado muy reducido», apunta Fuentes.

Otro elemento destacado de la labor de la Inspección es la conversión de contratos temporales injustificados a indefinidos dentro de un mercado donde, según comentan los sindicatos, las empresas recurren a incorporaciones eventuales para cubrir puestos de trabajo que, en realidad, son estructurales dentro de cada negocio Así, los inspectores malagueños trasformaron 3.522 contratos a fijo, un 30% más que el año anterior, después de que se comprobara que no había causa real para la temporalidad en el puesto desempeñado o porque se había excedido la duración prevista para esta modalidad de contratación.