Las labores de búsqueda del cabo primero de la Guardia Civil desaparecido cuando participaba en el rescate de personas atrapadas en el arroyo Galapagar de Guillena (Sevilla) se suspendió ayer al caer la noche, para ser reanudadas a primera hora de hoy, según fuentes del Instituto Armado.

La desaparición del agente Diego Díaz, malagueño de 52 años pero que lleva mucho tiempo destinado en Sevilla, se produjo después de que, poco antes de las 22.00 horas del pasado sábado, se precipitase un vehículo a un arroyo del citado municipio. El conductor del vehículo fue rescatado, pero, en la maniobra, el guardia civil fue arrollado por la fuerza de la corriente, según informó el servicio de Emergencias 112 Andalucía.

Desde entonces, hasta 200 efectivos de la Benemérita, Bomberos del Servicio Provincial, Policía Local, el Grupo de Emergencias de Andalucía, Infoca, unidad adscrita del Cuerpo Nacional de Policía a la Junta, apoyados por voluntarios de las agrupaciones de Protección Civil de Sevilla, Santiponce, Burguillos y Bollullos han buscado en la zona.

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, agradeció ayer el trabajo de GREA, guardia civil, policías y demás cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, así como bomberos, servicio de emergencias 112, Infoca, protección civil, voluntarios y alcaldes de Martos (Jaén), Zahara de la Sierra (Cádiz) y Guillena (Sevilla), que participaron en las labores de búsqueda de las personas desaparecidas este pasado fin de semana como consecuencia de la climatología adversa. En el caso de Guillena, Díaz recordó que desde primeras horas de la noche del sábado se busca al desaparecido, y afirmó que «a partir de ahora hay que seguir dejando trabajar a los distintos dispositivos que están tanto al final de la desembocadura del arroyo Galapagar como en toda la Rivera de Huelva para ver si cuanto antes podemos tener noticias de él».

Por su parte, el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, que se desplazó ayer al puesto de mando del dispositivo de búsqueda, mostró su orgullo por el «ejemplo y profesionalidad» dado por este guardia civil que llegó a la zona para «socorrer a tres personas que se encontraban en peligro ante un arroyo que iba con mucho caudal», siendo posteriormente arrastrado por la corriente.