Como sé que entre mis lectores hay muchos que dejaron atrás la juventud y disfrutan recordando escenas que vivieron o fueron testigos de acontecimientos y de cosas tan simples y necesarias para la existencia diaria como son los anuncios o consejos publicitarios, hoy voy a entretenerme en compartir aquellos anuncios y ofertas que a través de la prensa escrita primero, la radio después y finalmente la televisión formaban parte de nuestra existencia.

De los anuncios que aparecen en Internet no me voy a ocupar por dos razones: una, porque están machacando diariamente a los internautas, y, segundo, porque soy uno de los pocos mortales que no tiene Internet y por lo tanto ignoro su funcionamiento.

Voy a iniciar este recorrido por los anuncios de las hojas de afeitar; aunque muchos hombres son fieles a la costumbre de rasurarse con hojas de afeitar y huyen de las maquinillas eléctricas, hay marcas que hicieron época. De las que cito no queda ninguna. La marca más famosa era Palmera, en sus versiones de plata, oro y platino. Iban envueltas en unos estuches en los que destacaba, como era lógico, una palmera, y por las emisoras de radio se emitía una canción sobre las excelencias del producto. Hacía alusión a un negrito de África Oriental.

En Málaga se fabricaban dos hojas de afeitar que respondían a los enunciados Maruja y Venus. El fabricante se apellidaba…¿Zaldivar?

Otra que se vendía mucho era la marca Mezquita, y por las emisoras de radio se emitía un anuncio con una canción con una letra tan retorcida que no he olvidado: «Hojas de afeitar Mezquita, canción y jilguero, que usan los socios del casino de la calle Gondomar».

Y termino ésta rúbrica con las «hojas de afeitar Iberia, siempre triunfarás por ser perfectas», decía la canción grabada en un disco que se oía dos o tres veces cada día en las emisoras que emitían publicidad, incluida Radio Nacional de España que en Málaga, durante varios años, que para poder emitir publicidad, respondía al enunciado de Radio Peninsular.Para lavar

En los hogares malagueños se dejó de lavar la ropa con pasta jabonina (que era un sucedáneo infernal que se creó en los años de carencia) y, sobre todo, con jabón verde, en cuya elaboración se empleaba sosa cáustica en un porcentaje muy elevado.

Se abandonó el jabón verde porque irrumpieron con fuerza los detergentes o jabón en polvo. Primero empezaron las escamas Saquito, y después, con una fuerza arrolladora, los omnipresentes OMO y ESO, con cuñas o spot en Televisión Española.

Competían entre sí hasta que surgieron otras marcas. Sobre todo Colón, que se hizo famosa porque en los anuncios emitidos por televisión aparecía el dueño o titular de la marca con un eslogan que todavía se repite: «Si encuentra otro mejor, cómprelo».

En el ámbito de la limpieza surgieron muchísimas marcas, algunas de las cuales están en el mercado. Surgió Mister Proper, un producto destinado a la limpieza de superficies horizontales y verticales (ahora tiene otro nombre comercial, Don Limpio) y el no menos popular de «el algodón no engaña».

Tintes insecticidas

Otra cancioncilla muy pegadiza estaba dedicada a un tinte, un producto muy usado cuando el luto era casi obligatatorio si se producía un deceso en la familia. La letra de la pegadiza pieza terminada así: «Para teñir en su casa use tintes Iberia».

Como los lutos ya no se llevan, la gente no utiliza los tintes, y las tintorerías se han transformado de «talleres de desmanchado», porque esas, las manchas, no pasan de moda. Si uno va a una boda o un evento similar, seguro que en el aperitivo se mancha la chaqueta, la camisa o la corbata.

Cuando el DDT (Dicloro-Difenil-Tricloroetano) se lanzó al mercado para exterminar los mosquitos, cucarachas y otros insectos, proliferaron las marcas de insecticidas por todo el país.

Una de las más populares era el DDT-Chas, con su disco publicitario que aconsejaba su uso porque era muy eficaz. Decía el libreto: «DDT-Chas no hay quien te aguante» o algo parecido.

El DDT -el Chas y todos los demás- desaparecieron porque se prohibió su uso. Creo que durante la Segunda Guerra Mundial se utilizó mucho para exterminar piojos, chinches y otros indeseables bichos que hacían la vida imposible a los soldados en los frentes de media Europa.

Y para determinados usos se utilizaba el producto que respondía a la necesidad de eliminar otro insecto: el texto del anuncio era: «Aceite inglés, parásito que toca, muerto es».

Más marcas desaparecidas

Me vienen a la memoria otros anuncios de productos y marcas desaparecidas del mercado por razones que desconozco pero que es muy corriente en el mundo de la industria y el comercio, como, por ejemplo, el del «Chocolate Nogueroles, ole, ole», mantas Paduana, calzados Segarra con establemientos o tiendas en toda España (en Málaga, en la calle Larios), «con luna o sol anís Crisol» (elaborado en Antequera), Fino tío Colino (elaborado en Cuevas de San Marcos), el popular eslogan «la elección es bien sencilla, o Moriles o Montilla»...

Dos bebidas

De la mil y una bebidas alcohólicas con más o menos grados hay tres muy famosas; una pervive y otras, por razones digamos antimachistas, ya no se anuncian.

La que ha superado el tiempo es la sidra El Gaitero, que cuando se aproximaba la Navidad se hacían campañas publicitarias en todos los medios de difusión. Las otras dos, tienen en contra la alta graduación alcohólica. Me refiero al anís La Asturiana con aquel estribillo «¡Ay, mamá Juana, me siento feliz bebiendo anís de la Asturiana!».

La que cierra el capítulo de hoy es por su matiz machista: «Coñac es cosa de hombres».

Ahora, a los hombres, se regala alcohol…, pero en forma de colonia cuyos efluvios enamoran a las mujeres, caen rendidas ante los machos y se entregan sin rubor… y yo sin saberlo.