Los cambios estacionales están directamente conectados con el ser humano, al igual que la naturaleza. Todo lo que tenga que ver con ella y sus ambigüedades, tiene que ver con nuestros cambios tanto a nivel físico como psicológico. La frase: «En primavera la sangre se altera», esconde una realidad que afecta directamente al día a día de las personas ante este cambio estacional. El aumento de la luminosidad y de la temperatura, cambios en la presión atmosférica, floración y polinización son algunos de los efectos de esta temporada que se traducen directamente en desajustes en los neurotransmisores y hormonas del ser humano.

«Tanto la primavera como el otoño son dos cambios estacionales que afectan mucho a las personas ya que son cambios muy radicales, sobre todo a nivel climático y de horarios, que afecta directamente en el estado emocional de las personas», asegura Antonio de Dios, jefe del Servicio de Psicología del Hospital Quirón de Marbella. En este sentido, el cambio de horario y climático provoca, entre otras cosas un irremediable cansancio que según los expertos «hay que combatir durmiendo de 7 a 8 horas diarias en absoluta oscuridad». Al haber más horas de luz durante esta época, ésta estimula la producción de serotonina y suprime la producción de melatonina, hormonas clave para la regulación de los ciclos de sueño-vigilia.

Los complementos vitamínicos de jalea real son un aliado durante este proceso de cambio, en el que también el carácter se torna muy variable durante algunos días. «Se requiere un proceso de adaptación que conlleva un impacto emocional que puede ser de índole positiva o de índole negativa, lo que se conoce comúnmente como astenia primaveral», asegura Cristina Green, neuropsicóloga del Hospital Quirón Málaga.

La primavera tiene más aspectos positivos que negativos en ese sentido ya que favorece la secreción de feromonas, oxitocina, dopamina y noradrenalina, hormonas que según la doctora Green «están relacionadas con la atracción sexual e influyen positivamente en el estado de ánimo, aumentando el interés por realizar actividades y por relacionarnos con otras personas».

Sin embargo, las modificaciones en los niveles hormonales no inciden de igual forma en el estado de ánimo de todas las personas. El exceso de energía que genera la llegada de esta estación puede producir efectos rebote. Por ello, de Dios aconseja que se enfoque «la energía de la luz, las endorfinas y la serotonina que se nos regalan en aquello que sea importante».

Para poder llevar este desafío a cabo, se recomienda tener horarios regulares para contrarrestar los cambios ambientales, beber agua de forma abundante, realizar ejercicio físico regular aprovechando la energía que se produce en el cambio de estación y realizar una dieta equilibrada y sana. «No existe una dieta específica para esta época, ni para aquellos que puedan sufrir una alergia. Pero si que se recomienda evitar algunos alimentos que contienen istamina y pueden hacer que los síntomas empeoren tras su ingesta», explica el nutricionista José Almeida. Los alimentos que contienen esta sustancia pueden ser, entre otros, el plátano, el chocolate, aguacate, judías, legumbres, té o café.

Alergias y rinitis

Durante estos días, los que más afectados se ven por la estación serán sin duda aquellos que padezcan algún tipo de alergia al polen. Sin embargo, no solo estos aseguran sentir malestar por este motivo. Cada año aumenta más el número de pacientes que, sin ser positivos en las pruebas de alérgenos, sienten los efectos adversos de las mismas. «Este tipo de casos cada vez es más abundante. Son llamados pacientes con rinitis alérgica local. En su caso sienten todos los síntomas, pero siempre dan negativo», apunta la alergóloga del Hospital regional de Málaga, Paloma Campo.

Para solventar este malestar, la doctora recomienda asistir a un especialista que redacte un informe con la medicación adecuada para cada caso así como utilizar algunos recursos que se presentan para estos casos. «Las mascarillas son muy poco habituales en España, pero ayudan mucho. Algo similar a ellas y más estético son los filtros nasales, que impiden el paso del polen».