­Conocida por su labor de reparto de alimentos y la Gran Recogida que se realiza anualmente en torno a noviembre, Bancosol atraviesa una situación económica compleja y solo tiene recursos para mantener su actividad hasta septiembre. Su nuevo presidente, Joaquín Jiménez, se enfrenta a una situación compleja pues quiere relanzar este 'banco' solidario, pero necesita con urgencia voluntarios y socios privados para no depender de unas cada vez más recortadas subvenciones públicas.

Uno de los soportes vitales para miles de familias durante la crisis se encuentra ahora en graves problemas. ¿Qué ha pasado?

Lo primero es que la situación de pobreza aún continúa. Seguimos atendiendo a 48.000 personas, en los momentos más difíciles eran 55.000. Durante los últimos cinco años teníamos un apoyo con la subvención de IRPF que podía considerarse una situación de tranquilidad financiera, con lo cual no hacíamos campaña de recogida de fondos. Repartimos al año unos seis millones de kilos y necesitamos recursos: necesitamos personal remunerado, furgonetas, mantenimiento de cámaras y otros gastos. Teníamos un presupuesto próximo al millón de euros y el IRPF era nuestra principal fuente de financiación pero con los últimos cambios se ha dado entrada a más asociaciones y tocamos a menos cantidad. No es malo pero el cambio ha sido radical. No ha habido un periodo de adaptación y de ahí la gravedad de la situación. Se nos ha reducido en un 80% los ingresos por esta vía y tenemos que cubrir ese desfase. Para ello hemos reducido a la mitad la plantilla, hemos dejado el programa de reconversión de alimentos y el programa de inserción socio laboral lo hemos reducido a la mitad. El año pasado colocamos a 144 personas y en los cuatro años que lleva el programa estamos por encima de los 450. No lo podemos abandonar porque lo que le devuelve la dignidad a las personas es el trabajo. El Banco de Alimentos tiene que vivir de cara a Málaga como receptores de alimentos y de ayuda económica para seguir ayudando. Esperamos que el pueblo nos eche una mano con esos recursos que tanto necesitamos.

Además de captar socios, ¿es el momento de fundar una red solidaria?

Claro. Normalmente, la imagen que se tiene de nosotros es que necesitamos alimentos, y los seguimos buscando. Esta semana hemos tenido una operación kilo con Carrefour. La gente nos ve como demandantes de alimentos pero eso conlleva unos costes y necesitamos cubrirlos.

¿Qué respuesta espera por parte de la instituciones públicas?

Estamos en conversaciones con las instituciones públicas pero llegan hasta donde puede llegar. El Ayuntamiento de Málaga se porta muy bien, Diputación también y tenemos acuerdos con la Fundación Unicaja, que colaborará con nosotros en algunas operaciones kilo y la Gran Recogida. El año pasado también recibimos una subvención de La Caixa y esperamos que este año también. Después, hay colectivos que nos ayudan como el de los abogados y ojalá muchos más se vuelquen con nosotros. Buscamos la financiación mediante dos vías: haciendo socios colaboradores a empresas, con cuotas acordes a sus posibilidades, y también haciendo socios a las familias, que para los dos desgrava. Lo importante es no vivir a expensas de una subvención, sino que sea diversificado y buscando la corresponsabilidad malagueña.

¿Cree que las asociaciones han asumido en los últimos años un papel que le correspondía a las instituciones?

Somos totalmente independientes de toda idea política, cultural y religiosa. Lo que nos importa es la persona que está pasándolo mal. Nosotros necesariamente nos tenemos que relacionar con los gobernantes y tenemos que pedirles, sean del signo que sea, que luchen contra el paro que es lo que denigra a las familias. Lo que devuelve la dignidad es el trabajo así que, por favor, hagan lo posible para restablecer las condiciones y que los empresarios puedan contratar.

Bancosol aún atiende a 48.000 personas, ¿qué le suscita esa cifra?

Es una cifra escandalosa. Es como si una población como Antequera recibe alimentos, por poner una imagen. Antes de la crisis ayudábamos a 25.000 personas y había una tasa de paro del 12 por ciento, lo que también es escandalosa pero esas cifras son reales. Hacemos llegar los alimentos a través de 210 asociaciones y todas las personas han sido valoradas por trabajadores sociales, lo cual garantiza la necesidad de esa persona.

¿Qué horizonte se plantea en Bancosol a partir de septiembre?

Tenemos cubierto hasta septiembre aunque confiamos en que eso cambie. Lo que buscamos es vivir de cara a la sociedad malagueña, tanto en dar y recibir alimentos como en recibir apoyo económico del resto de la sociedad. Es una forma de ver que todo queda en Málaga; el malagueño que ayuda al que lo necesita. Además, así diversificamos la recogida de esos fondos y no depende todo de una misma fuente. No corremos el riesgo de que esa fuente se agote.

También piden nuevos voluntarios, ¿no?

Excepto 10 o12 trabajadores que tenemos, el resto somos voluntarios y tenemos una necesidad. El personal voluntario que hay es ya de edad alta y necesitamos personal más joven, tocamos muchos ámbitos y necesitamos unos 40 voluntarios permanentes. Somos 50 y así podríamos llegar a 90 o 100.