Al comienzo de la semana, ante un auditorio repleto de emisarios de Naciones Unidas, Francisco de la Torre utilizó la palabra «resiliencia». En este tipo de discursos nunca se sabe muy bien de quién es la firma, pero hay algo que se confirma siempre: cuanto más raras son las palabras empleadas, menos se entiende y al final uno acaba sentado en una mesa redonda. Pues bien, «resiliencia» encierra en sí un significado mucho más sencillo de lo que aparenta. Está bien anclado en el refranero popular y podría traducirse con el conocido «al mal tiempo, buena cara». Con la que está cayendo es lógico que esta palabra esté escalando puestos en el terreno del lenguaje político. Una buena dosis de «resiliencia» le tuvo que echar De la Torre a este viernes. En un día lluvioso, susceptible a fomentar depresiones, el regidor almorzó con la noticia de que Elías Bendodo.

Es difícil de entender por qué el alcalde ha alimentado un debate en público si en realidad ya había llegado a un acuerdo con el presidente de su partido. Así, al menos, lo aseguró el propio Bendodo, que fue quien desveló la existencia de este pacto que ni siquiera llegó a ser tácito, sino que se corroboró en una conversación entre ambos, justo antes de que De la Torre anunciara que se iba a volver a presentar como candidato a la alcaldía. Una conversación que, según Bendodo, no duró «más de 30 segundos». Si uno tuviera que medir la salud de la relación de ambos por la duración de sus diálogos, no quedaría otra que encomendarse a eso de que se entienden con tan solo la mirada. Pasa que las palabras de De la Torre causan, a veces, extrañeza hasta entre las propias filas del PP. Siempre que se le ha preguntado desde su designación como candidato por la figura de Bendodo, por si le iba acompañar como dos, éste había optado por recular hacia la penumbra. «Puede que sí». «El PP tiene mucho banquillo». «Hay mucha gente válida en el partido». Contestaciones que ya se han convertido en grandes clásicos para echar balones por el terraplén.

Como nunca hubo una respuesta clara, pues se empezó a dar rienda suelta a la especulación. Mucho analista suelto para lanzar teorías de todo tipo. Una consejería en el hipotético gobierno de Juanma Moreno en la Junta. Un periplo lejano en las telarañas de la política nacional. La urgencia con la que dio por zanjado el tema Bendodo, sorprendió en parte. Eso, claro, partiendo de la base de que alguien en realidad alimentara, realmente, esas dudas. «Lo que hemos acordado con el alcalde es que él iba de cabeza de lista y yo de número dos», explicó Bendodo. Naufragaron así las teorías. Muchas infladas como un globo de helio. Otras, tan ligadas al capricho de las urnas, que resultaban inverosímiles por sí mismas. Las posibilidades de que Juanma Moreno llegue a la presidencia de la Junta de Andalucía seguramente sean susceptibles de debate. Ligar una carrera política a ello ya parece algo arriesgado.

¿Cómo reaccionó De la Torre al ser confrontado con la revelación de Bendodo? «No hay ningún inconveniente en ello». Desde luego no se le podrá acusar al alcalde de enaltecer la emoción. Relegó la decisión final al comité electoral del PP en Génova. Como si la cosa tampoco fuera mucho con él. Luego, eso sí, resaltó que Bendodo es «un magnífico gestor» y que la Diputación había vuelto a florecer bajo su tutela. Menos mal.

En el plano político, sin embargo, se abren ahora nuevas incógnitas. Despejas una y salen diez. En esto la política se parece mucho al esquivar a relaciones públicas en el Centro. ¿Aspirará Bendodo a un tercer mandato al frente de la Diputación? Hace apenas una semana dijo que se quiere mantener fiel a su palabra sobre la limitación de mandatos. O sea, no. Sin embargo, ¿permanecer de concejal raso? Altamente improbable. Al final, lo único seguro es que el resto de partidos ya pueden jugar con todas la tarjeta del aspirante al sillón en la sombra. Esperan meses interesantes.