Hay algunos turistas sentados sobre las hamacas, leyendo revistas con titulares ingleses al filo de la piscina. Parecía una de esas fotos atemporales que brinda la Costa del Sol. Miguel Sánchez las ha visto todas y habla sin ataduras.

El aeropuerto de Málaga acaba de adelantar al de Palma y se coloca en tercer lugar. ¿Cómo se lee este dato en clave turística?

Todo crecimiento es positivo, de entrada. Pero aquí hay que tener en cuenta que la mayoría de hoteles en Baleares cierra durante el invierno. Los datos ofrecidos por Aena hacen referencia justo a esos meses que van hasta marzo.

¿No es un indicio para barruntar otro verano de récord?

Extrapolar el volumen de pasajeros del primer trimestre a las previsiones para el verano es muy arriesgado. En la Costa tenemos muchísimos extranjeros que son residentes. Eso se plasma en los números del aeropuerto.

¿La estacionalidad persiste?

Desgraciadamente, sí. Si seríamos conscientes de lo que tenemos que hacer para romper la estacionalidad, la Costa del Sol sería el mejor destino de España durante el invierno.

¿Qué hay que hacer, pues?

Falta lo que siempre pide el consejo de turismo de la CEA. Que, de alguna manera, se abarate el coste que generan los impuestos en invierno. Sólo queremos competir con otros destinos que tienen los precios mucho más bajos. No podemos competir porque los gastos que tenemos que afrontar son demasiado elevados. Hablo de una reducción del IVA y de una deducción fiscal para los fijos discontinuos.

¿Hay voces que apuntan a una falta de voluntad de los hoteleros para abrir en invierno?

Eso es algo que no puedo admitir. Tampoco vamos a resolver nada si nos echamos a pelear entre nosotros. Los hoteleros, como todos los empresarios, queremos que nuestros negocios siempre estén abiertos y funcionen.

¿Clientes suficientes hay?

Claro que hay clientes para llenar los hoteles en invierno. Sobre todo, en el segmento de sol y playa. Pero en los precios en los que se mueve el mercado, no podemos competir. Ese es el problema. Que no busquen, que no hay otro.

Esta Semana Santa ha dejado un crecimiento del 0,1% en la ocupación. Es un claro estancamiento. ¿Cómo lo lee?

Como una advertencia. En 2017, ya tuvimos un descenso muy importante en el mercado nacional. Es verdad que la Semana Santa este año ha caído en una fecha que no nos beneficia, pero debemos estar preocupados.

¿Qué medidas cree que se deben tomar?

Necesitamos más presupuesto para hacer más publicidad. No sabemos sacarle partido a la riqueza turística que tenemos en nuestra comunidad. Hay que repensar en cómo vendemos la marca Andalucía y dejar claro todo lo que ofrecemos. Ya no basta sólo con el sol y playa.

¿Hay unión en el sector para remar en la misma dirección?

Nos falta estar mucho más unidos. Que no nos echemos la culpa los unos a los otros. Si no estamos unidos, no resolveremos los problemas nunca.

¿La cabalgada de año récord en año récord ha tocado a su fin?

Todas las cosas tienen que tener su fin. En las fechas estivales, poco se puede hacer ya. Venimos de unos años excelentes. Pero, insisto, tenemos que preocuparnos por las fechas fuera de la época estival. ¿Cómo conseguimos una buena ocupación para nuestras empresas?

¿Las infraestructuras están a la altura?

Sólo se puede crecer hasta donde lleguen las infraestructuras. Es algo que venimos reclamando. La ornamentación de las calles en muchos municipios de la Costa hay que cuidarla mucho más. Cuidar muchísimo más las playas. En el tema de seguridad, afortunadamente, estamos muy bien.

¿Percibe falta de implicación por parte de los ayuntamientos?

Sobre todo en el tema de la limpieza. El condicionamiento de las playas. Es tremendamente necesario que se hagan más esfuerzos. El problema es que la economía de los ayuntamientos se ha debilitado muchísimo con la caída de la construcción.

¿Cree que los empresarios deberían aportar recursos propios para este tipo de mejoras?

No sólo los empresarios hoteleros. Los empresarios en general. Esto parece que no suena bien. Pero si en alguna ocasión puntual tenemos que aportar, pues será así. Yo, al menos, lo entiendo así.

¿Los competidores tradicionales, debilitados por contextos políticos como la primavera árabe, se están recuperando?

Claro que se están recuperando. Para la Costa del Sol se nota, sobre todo, con Turquía. Además, son destinos con infraestructuras nuevas. Además, estos países cuentan con una formación extraordinaria y, lo más importante, vienen con unas ofertas extremadamente competitivas.

¿La Costa ha logrado fidelizar a ese turista prestado que empezó a llegar a raíz de la inestabilidad de sus destinos turísticos predilectos?

Podíamos haber hecho más. Estamos en un sector tremendamente movible. Cuando surgieron los conflictos en estos destinos, no nos cansamos de decirlo: hay que perfeccionar la atención al cliente. Nos ha faltado un punto de implicación para que, por voluntad propia, no quieran ir a otro sitio. Hoy, todo el mundo, a través de internet, tiene información.

¿El cliente es cada vez más exigente?

Diría que siempre ha sido exigente, pero que cada vez nos exige más. Ahora, lo tiene más fácil para comparar.

En 2017, la ocupación de plazas en viviendas turísticas superó a la de plazas hoteleras.

Cuando surgieron las viviendas turísticas pensábamos que era un fenómeno que se podía controlar. Pero entre la ausencia de fiscalidad y controles, además de unas plataformas que lo han movido con mucha fuerza, se ha desmadrado. Llevamos casi tres años con este problema que está haciendo mucho daño al turismo. Por no hablar de la competencia absolutamente desleal que supone para los hoteles.

¿Cómo pueden convivir hoteles y viviendas turísticas?

Es imprescindible que se haga un estudio de capacidad de carga para ver el número de viviendas que se pueden autorizar. Es decir, poner un límite a las viviendas turísticas en las ciudades. Quizá no seamos del todo conscientes, pero se están poniendo en peligro los empleos que hay en los hoteles. Por no hablar de las incomodidades que se generan para el ciudadano. No sólo en el día a día sino en forma de restricción para acceder a una vivienda. Con el consiguiente peligro de que se empiece a ver al turista como a un rival. Algo que nunca debe pasar. El turista, simplemente, elige entre la oferta que le dan y eso es muy respetable.

Mariano Rajoy recibió la semana pasada al colectivo de las kellys. ¿La situación de las camareras de piso le preocupa?

Esto son historias políticas y cosas de oportunistas para buscar titulares. El problema de las kellys no existe en los hoteles de la Costa del Sol. Y es algo que he discutido muchas veces con los sindicatos. Los salarios del convenio están en grupos. Cobras según el grupo en el que estés. No hay distinción entre sexos. Para mí, esto son cosas que ocurren y lo cogen para buscar titulares y hacer unas movidas absurdas.

¿El problema no viene por la externalización de este servicio, que saca, precisamente, a las camareras de piso del convenio colectivo que le ofrece cierta estabilidad laboral y de salarios?

Pero es que externalizar el servicio es algo que se puede hacer. Ahora, otra cosa es cómo son los convenios de estas empresas temporales. Quizá, los sindicatos deberían poner la lupa aquí.

Pero si son los hoteleros quienes contratan con estas ETT.

Es que estamos en un sector que no tiene una producción homogénea, que tiene altos y bajos. Yo hoy tengo trabajo para dos horas o para cuatro horas, y para diez personas. Pero es que mañana no tengo para ninguno o al revés, para veinte. Claro, si no defendemos que las empresas puedan ser flexibles y ser rentables, pues será muy negativo. La externalización, pues yo estoy totalmente a favor de ella. Dentro de un orden y un respeto.

¿Pero si ese orden no se da?

La externalización existe en el mundo entero. Pero aquí se ha cogido como que el que externaliza es un mal empresario. No. Esa una modalidad que lleva toda la vida y va a seguir existiendo. No saquemos las cosas de la lógica. Ahora se dice que no se externalice. ¿Por qué? Si yo hoy sólo tengo trabajo para cuatro horas. Repito, que esto es una industria en la que no puedes almacenar la producción. El tema está en las condiciones que dan las ETT. Que los sindicatos miren por eso.