Los bancos firmaron en 2017 su noveno ejercicio consecutivo de reducción de su parque de oficinas en la provincia de Málaga y han clausurado ya más de 600 sucursales desde que arrancó la crisis, lo que supone el 43% de las que llegó a haber abiertas en 2008 (1.407), fecha que marcó el tope histórico en cuanto a red total de las entidades financieras. Según los últimos datos del Banco de España, correspondientes a diciembre de 2017, en la provincia quedan ahora 801 sucursales operativas, con lo que la cifra de oficinas ha vuelto a los niveles que se manejaban en 1989, hace casi 30 años. En el último ejercicio se han clausurado 28 sucursales y la dinámica de cierres parece que seguirá teniendo continuidad durante los próximos años, según apuntan en el sector.

Las motivos de esta tendencia son variados aunque el principal estriba en el proceso de reducción de costes y de ajuste de estructuras que las entidades financieras iniciaron a partir del estallido de la crisis, acelerado por las múltiples fusiones de entidades que se produjeron en el sector. Fuentes bancarias también aluden a la influencia de las nuevas tecnologías, que han provocado que cada vez más clientes realicen su gestiones desde el ordenador o el móvil y hayan dejado de acudir a las sucursales. La consecuencia es que los bancos han ido cerrando las oficinas de su red con menor rentabilidad.

Con estas cifras, Málaga se sitúa entre las provincias españolas donde se ha registrado un mayor número de cierres de oficinas desde que arrancó la crisis, sin duda también porque, debido su nivel económico y poblacional, es también una de la zonas con mayor red de sucursales. En este sentido, la provincia malagueña es sexta. Barcelona es la primera en cierres con 3.229 clausuras que dejan el total en 2.624 mientras que Madrid ha suprimido 2.686 y se queda con 3.406. En Valencia se han cerrado 1.203 oficinas (tiene ahora 1.438), en Alicante 802 (ahora hay 968) y en Sevilla 622 (hay 906).

Cambios en el sector

El parque de sucursales en Málaga experimentó un gran aumento entre 2000 y 2008 coincidiendo con la fase más expansiva de la economía y del sector constructor. Los bancos y las antiguas cajas de ahorro incrementaron en ese periodo un 53% su red de oficinas en Málaga, gracias también al desembarco de muchas entidades de otras regiones que acudieron atraídas por el potencial del negocio hipotecario que se movía en torno a la burbuja inmobiliaria. El advenimiento de la crisis acabó con ese ciclo expansivo.

Entre los economistas y en el propio sector bancario se reconoce que el proceso de clausuras puede tener aún bastante recorrido, dado que los bancos seguirán ajustando la red de sucursales con criterios de rentabilidad. Tampoco se descarta que en el futuro pueda producirse una nueva oleada de fusiones, lo que podía llevar al solapamiento en una misma zona de oficinas que hoy día son de bancos distintos. Los expertos aducen que el cierre de oficinas responde a la necesidad de la banca de recortar costes para mantener la rentabilidad en una coyuntura marcada por los bajos tipos de interés y los bajos márgenes bancarios. A ello se une el avance de la banca digital.

De hecho, ya hay cerca de 20 pequeños municipios malagueños (un 16,5% del total de 103 que componen la provincia) que no tienen ninguna sucursal, lo que obliga a los vecinos a desplazarse a otros pueblos para realizar alguna gestión en la que quieran ser atendidos de forma presencial. Se trata de municipios de pequeña población y situados en la Serranía de Ronda y en la Axarquía.