La organización peinaba urbanizaciones de lujo de la Costa del Sol para localizar todoterrenos de alta gama. Tenían debilidad por los modelos de BMW, Range Rover, Audi o Toyota, los más demandados por sus clientes por su versatilidad. Los narcos del Campo de Gibraltar necesitan vehículos con espacio y tracción para alijar hachís en las playas de Cádiz, pero también potencia para zumbar en carretera.

Una vez seleccionados, tardaban «menos de un minuto» en desactivar los potentes sistemas antirrobo y llevárselos a garajes en los que los vehículos se enfriaban entre 24 y 48 horas. El siguiente paso, según explicaron ayer los investigadores de la Policía Nacional, era trasladar los vehículos a Madrid, donde manipulaban sus elementos identificativos antes de darles salida. Su nicho de mercado estaba en Cádiz. Grupos de narcos que pagaban por cada vehículo «una media de 10.000 euros», según explicó el inspector y jefe del Grupo de Tráfico Ilícito de Vehículos, José Manuel Orge.

Detrás de esa facilidad para hacerse con los vehículos había una altísima cualificación de los miembros de la organización. En ese aspecto insistió mucho ayer el comisario principal, Francisco López Canedo, quien destacó tanto el apetito del grupo como el volumen de tecnología con el que contaban para lograr su objetivo. Balizas, inhibidores y detectores de frecuencia o llaves vírgenes forman parte del vasto material intervenido por los agentes con los que llegaron a robar al menos una veintena de todoterrenos, diez de los cuales han sido recuperados y devueltos a sus propietarios.

El propio jefe provincial recordó que la investigación se inició el pasado mes de octubre tras detectar los investigadores un repunte en el robo de este tipo de vehículos que curiosamente coincidía con una mayor actividad de los narcos en el Campo de Gibraltar. Estepona fueron los principales escenarios de los robos de muchos vehículos del mismo perfil, aunque también constan sustracciones en el interior, Sevilla, Madrid y zonas del Levante. Sin embargo, el robo que puso sobre la pista a los investigadores se produjo en Benalmádena, donde identificaron a dos de los miembros de la banda cuando se dirigían a Madrid en un vehículo robado en el municipio costasoleño.

Las pesquisas dieron un salto cualitativo a mediados de este mes de abril, cuando los agentes detectan un gran despliegue de la organización desde Madrid hasta la Costa del Sol. El punto más importante se localiza en Benajarafe, en Vélez Málaga, donde el líder de la organización se hospedaba en la casa de su suegro cada vez que bajaba desde Madrid para supervisar los trabajos. Aprovechando que seis de los siete de la organización estaban en Málaga, la Policía Nacional se lanzó sobre ellos. Además de Benajarafe, donde escondían las herramientas y aparatos electrónicos de última generación que usaban en los robos, los agentes actuaron en hostales de Málaga y Pizarra, mientras que la única mujer de la organización fue arrestada en Madrid acusada de encargarse de alquilar los garajes donde ocultaban y manipulaban los vehículos robados así como de su transporte.

Todos los arrestados, de nacionalidad búlgara y de entre 38 y 59 años de edad, han ingresado en prisión por orden la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Torremolinos.