La Universidad de Málaga recupera uno de sus fuertes y que la hacen más competitiva, tras haber pasado por tiempos de verdadera calamidad. Como no hay mal que cien años dure, los estragos de la crisis, que cerraron el grifo de las convocatorias y ayudas oficiales a los grupos de investigación, también parecen haber desaparecido, recuperando ya no solo los niveles de producción científica de hace una década, sino también los ingresos por los encargos que las empresas del entorno hacen a los investigadores.

El pasado año, la institución académica superó las 6,4 millones de euros (IVA incluido) en contratos con los que se llevó a cabo la transferencia de los avances que se obtienen en los laboratorios del campus, según informó a La Opinión de Málaga el vicerrector de Investigación y Transferencia, Teodomiro López Navarrete. «La OTRI es muy activa a la hora de poner en relación a los distintos grupos con el tejido productivo», admite.

En la actualidad, hay 231 contratos vigentes de estas características, entre los grupos y las empresas del entorno para desarrollar estas transferencias. En 2017 la cantidad contratada sin IVA ascendió a 5,3 millones de euros, «es una cantidad importante», sostiene el vicerrector de Investigación, que recuerda que la parte de transferencia «es de las más destacables de la UMA en relación a las universidades de su entorno».

En esto tiene mucho que ver la presencia del PTA. «Los que más transfieren son los grupos ligados a las ingenierías. La interacción con estas empresas facilita mucho este tipo de contratos», asegura López Navarrete, que destaca que en el ámbito de las actividades biosanitarias también hay interacciones. «Ciencias, ingenierías químicas y químicas tienen mucha capacidad de poder interaccionar con las empresas», añade.

El vicerrector se congratula de que, después de varios años en los que los problemas se acumulaban para los investigadores, «estemos remontando y recuperando los niveles de antes de la crisis». «Se ha notado mucho la activación registrada en el año 2017 y las previsiones para el 2018 son optimistas en ese sentido. Estoy convencido de que vamos a crecer. Se van a mantener los contratos y se van a firmar más», prevé el vicerrector de Investigación y Transferencia.

La actividad en las empresas, indiscutiblemente, es mayor. Un dinero que llega a los propios grupos para que sigan con sus investigación y para la contratación de personal y a la activación de las labores investigadoras del grupo.

Hay eventos que de alguna forma ponen en contacto a unos y otros. El famoso foro Transfiere, por ejemplo, que ha cobrado mucha importancia recientemente [el año pasado vino a inaugurarlo el Rey]. La función que se tiene es esa: poner delante en una feria a empresas e investigadores para que se conozcan para que unos presenten sus demandas y los otros sus ofertas. «Ese es el papel diario de la OTRI, que tiene una cartera de la oferta de los grupos de investigación que es perfectamente conocida, recibe las demandas de las empresas preguntando por expertos y los ponen en contacto y se establece la primera relación y se establezcan vías de comunicación».

Pero López Navarrete se refiere también a la convocatoria de proyectos de investigación del Plan Nacional, que dependen del Ministerio de Educación y Ciencia. Este año, la Universidad de Málaga ha recibido 4,3 millones de euros, que supone un incremento de 300.000 euros respecto a la convocatoria anterior. «Vamos en buen camino también y podemos ser un poquito más optimistas en cuanto a los proyectos de ámbito nacional», explica el vicerrector, quien matiza que normalmente los investigadores piden recursos del Plan Nacional cada tres años, por lo que el montante total del Plan Nacional este curso académico asciende a 17 millones de euros.

En la convocatoria de este año se han beneficiado 48 grupos científicos, que se han repartido esos 4,3 millones de euros. En total, la UMA cuenta con 170 grupos de investigación financiados con proyectos del Plan Nacional.

Este dinero se ve completado por las ayudas del plan propio de investigación de la UMA, «del que estoy muy orgulloso y forma parte de la bandera del Vicerrectorado». El esfuerzo inversor de la Universidad de Málaga es muy importante y ha supuesto un incremento muy notable y la universalización de las ayudas. «Cualquier investigador, independientemente del tipo de contrato, de su categoría, desde el recién llegado al catedrático más antiguo, tienen la posibilidad de acceso», señala López Navarrete, quien recuerda que el presupuesto supera los 3,2 millones de euros, un millón más que el año pasado, «de fondos propios de la Universidad».

La investigación es una función esencial de las universidades. Un derecho y un deber del personal docente e investigador. La investigación impulsa la adquisición y puesta al día de los conocimientos y hace posible una docencia de mayor calidad. La Universidad de Málaga se sitúa en el top español en producción investigadora y científica. Ocupa los primeros lugares de la clasificación de 79 instituciones académicas públicas y privadas que aparecen en un reciente informe, publicado por la CRUE, La Universidad Española en Cifras 2015-2016.

Otro punto importante y que resalta el vicerrector son los contratos que proceden del sistema de garantía juvenil del Programa de Empleo Joven de la Junta de Andalucía, aunque son las universidades las que convocan. Ahí se pudieron contratar a principios de junio del año pasado 105 técnicos de apoyo y gestión de la investigación y ahora otros nuevas 116 plazas de personal joven investigador. En total, 221 nuevos contratos de personal joven que se han ido incorporado a la UMA. «Ha sido una inyección importante de gente joven».