Todo es alegría cuando el Distrito Único Andaluz confirma la admisión en la titulación de Medicina. Superar el 12,665 (nota de corte en la Facultad de dicha ciencia en la UMA el pasado año) solo puede traer júbilo a la familia.

Felicitaciones y más felicitaciones a quien ha visto recompensado su esfuerzo y tesón. También ánimos y buenos deseos para superar el duro futuro que se avecina. El académico y el que no es académico.

La suerte y la pronta estabilidad laboral no aguardan a los 170 jóvenes que cada año llegan a la Facultad. Según el Colegio de Médicos de Málaga, 1.178 personas coincidirían en este hecho. 1.178 profesionales que, en los últimos diez años, se han visto obligados a dejar atrás la provincia en la que se formaron y buscar un futuro más sólido, un equilibrio laboral proporcional al sacrificio y empeño que la ciencia que cursaron les exigió.

Es decir, suponiendo que en los últimos diez años se graduara un total de 1.700 estudiantes, vemos que la cifra de migraciones equivale nada más y nada menos que a siete promociones.

A pesar de que las causas que se esgrimen son variadas, destaca por encima de todas la inestabilidad. El Colegio de Médicos apunta que el 54% de los profesionales que emigraron de la provincia lo hizo «en busca de una estabilidad laboral, una mejora económica y huyendo de los contratos basura».

Ignacio Souvirón señala que «la situación ha mejorado un poco respecto a seis o siete años atrás, cuando había muchas restricciones en los contratos». Queda mucho camino por recorrer, y es que en realidad, a pesar de las migraciones, se necesita personal: «Falta una reposición importante, entre bajas médicas, jubilaciones, etc.».

Considera que hace falta una mejor organización del sistema, pues «todo va para Urgencias y a veces los pacientes no van a la unidad donde deben estar».

Souvirón lleva 25 años ejerciendo la Medicina, una profesión por la que derrocha pasión. No puede esconderlo. Tiene su puesto de trabajo en el Hospital Costa del Sol de Marbella, razón que no le impide frecuentar los aeropuertos más de lo que uno pensaría: también trabaja en Irlanda. «En mi caso no es por una gran necesidad, sino por vivir una experiencia internacional, también para mis hijas. Lo disfruto mucho, y siempre vuelvo con las pilas cargadas».

Afincado tanto en la provincia malagueña como en Cork, este médico califica el sistema irlandés como «diferente» al nuestro. Para empezar, en la estabilidad laboral. «En términos salariales no tiene nada que ver, en Irlanda se gana tres veces más», afirma, contundente, Souvirón. El sistema sanitario en dicho país, aunque más precario y con menos recursos, es del agrado de este profesional, cuya labor allí es la Medicina Rural: «Son pacientes muy educados y agradecidos y valoran al profesional; se recibe mucho por parte del usuario».

«La atención primaria está bien desarrollada, pero por la existencia del copago», cuenta. No es precisamente el sistema que elegiría. Reflexiona sobre ello. También la actitud de la ciudadanía juega un papel importante. «Son dos sociedades parecidas, en general, pero distintas en este sentido. Para mí no es concebible que no exista una sanidad gratuita, y a veces se nos olvida valorar lo que tenemos, quizá porque es gratis, pero perdemos el norte».

Según señala el Colegio de Médicos, el 80% de los emigrados volvería a la provincia si mejoraran las condiciones, calificadas en el estudio de «vergonzosas e indigentes». «En mi caso -relata Toral- mi respuesta habría sido un sí rotundo unos meses atrás».

Tan solo 60 minutos detrás de la franja horaria peninsular, Juan Toral ejemplifica el caso más común de los que aporta el Colegio de Médicos: profesional de entre 25 y 35 años que ansía la estabilidad laboral y que la encuentra en otra comunidad autónoma.

Toral, natural de la bella Úbeda, estudió Medicina en Granada y realizó la residencia en Málaga. Hoy, ejerce su profesión en Canarias, de donde no tiene intención de moverse debido a la estabilidad que ha encontrado: acaba de ser padre y ya ha adquirido una vivienda.

«Hay mucha diferencia entre Canarias y Andalucía; haciendo el mismo trabajo existe una brecha de más de 1.000 euros», cuenta este médico. Tiene claro que «Andalucía es de las peores o la comunidad peor pagada de España, da igual la provincia».

Toral, consciente de la falta de oportunidades, decidió marcharse a Canarias en 2013, gracias a un amigo que ejercía la Medicina allí. «Sabía que lo máximo a lo que optaba en Málaga era a sustituciones y a media jornada, así que nada más terminar la residencia me fui en busca de una mayor estabilidad. No quería estar pendiente del teléfono esperando a que me avisaran para una sustitución».

Este profesional jienense afirma no ser ni mucho menos el único que ha hecho las maletas y ha dejado atrás la provincia. «Suelo moverme mucho por las redes sociales y noto una gran migración. Tengo amigos que, como yo, han venido a ejercer a Canarias, también en Baleares».

Una mejor organización del sistema, oportunidades dignas y, por qué no decirlo, comprensión por parte del usuario y un uso correcto de la gratuidad del sistema. Eso es lo que se demanda por parte de los médicos que, desgraciadamente,ya no sirven en la provincia. Es lo que piden para que no sean más los que la abandonan.