La Policía Nacional detuvo la madrugada del lunes en Málaga a un hombre por presuntamente enviar dinero a su esposa, Fadoua Hassad, marroquí de 35 años y «una de las terroristas más buscadas y peligrosas de Europa», según el Ministerio del Interior. Los investigadores consideran que el arrestado, de la misma edad y nacionalidad y con residencia legal en España, es autor de un delito de financiación terrorista por ayudar económicamente a Hassad a viajar a Siria y así poder unirse al Estado Islámico.

El golpe policial se produjo en plena madrugada, cuando el sospechoso salió de su casa de la calle Domingo Lozano para trabajar. En el vídeo facilitado por el Ministerio del Interior, el hombre fue abordado por los agentes justo en el momento en el que iba a subir a su furgoneta blanca. Los agentes procedieron entonces a registrar minuciosamente su vivienda y luego hicieron lo propio en la frutería que el sospechoso regentaba en Eugenio Gross, muy cerca de su domicilio con el nombre de Super Verde.

Las pesquisas se iniciaron en febrero de 2016, fecha en la que Fadoua Hassad abandonó España en un vuelo con destino a Grecia que interrumpió el trayecto en Turquía. Durante ese tiempo, la mujer recibió de su pareja numerosos envíos de dinero por valor de más de 3.000 euros. Un apoyo económico que, según los investigadores, estaba destinado a sufragar su estancia allí en compañía de un palestino de 25 años que ella había conocido en internet y que estaba considerado un mando intermedio en el aparato logístico de Daesh. «Esta relación entre ambos era conocida por su marido, ya que entre 2015 y 2016 ella envió importantes cantidades de dinero a la familia de este yihadista y financió sus movimientos por diferentes puntos de Europa. Unos recursos económicos que provenían íntegramente del sueldo del detenido, ya que ella carecía de medio propio de subsistencia», explicaron desde el Ministerio.Relación sentimental

Aunque la relación sentimental estaba interrumpida y el detenido obtenía un sueldo «medio-bajo», consiguió enviarle al menos 700 euros al mes desde febrero a junio de 2016. Un mes después, la mujer regresó a Málaga junto al frutero hasta que en noviembre de ese año emprendió viaje de vuelta a Turquía adoptando medidas de seguridad para borrar su rastro. Con su apoyo, Fadoua abandonó España por tierra y emprendió un viaje a través de Francia para recalar en Italia, donde le esperaba el yihadista al que ya denominaba «marido» en redes sociales.

A pesar de que el detenido conocía el propósito de la mujer de no regresar y cruzar a Siria, le realizó envíos de dinero a Italia para que ella y su acompañante continuaran viaje a través de Grecia y de allí a la provincia de Hatay (Turquía), área limítrofe con Siria y a zonas controladas por Daesh y Al Nushra.

El detenido era conocedor de la actividad delictiva que iba a realizar su expareja al convertirse en una foreign fighter, extremo que contaba con su apoyo económico y que además ocultaba de manera deliberada a las autoridades, siempre según la versión policial. En la zona bajo el control del Daesh, la yihadista llegó a entrar en combate, «algo que se reserva en exclusiva a las mujeres más peligrosas y activas». Además, continuó con sus actividades de captación remota, contactando con chicas a las que intentó convencer de que la Yihad era el único camino del buen musulmán. «Su radicalidad y su constante alusión a cometer atentados en España la convierte en una amenaza real para la seguridad pública en Europa y en objetivo número uno de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ante su posible retorno», añadieron las fuentes.

Estas investigaciones provocaron que la Comisaría General de Información de la Policía Nacional impulsara la interposición por parte de la autoridad judicial de tres Órdenes Internacionales de Detención (OID) destinadas a que fueran detectados y neutralizados por las diferentes policías extranjeras más allá de nuestras fronteras. La operación policial se ha realizado en colaboración con Europol y con el apoyo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y en la que se han practicado dos registros, uno de ellos domiciliario. Una muestra más del compromiso de la Policía Nacional por favorecer los canales de coordinación internacional, un pilar de trabajo clave ante la amenaza global que implica el terrorismo yihadista.

La investigación se ha desarrollado bajo la supervisión del Juzgado Central de Instrucción número 2, y la coordinación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.