Miembros de Icomos, el organismo que asesora a la UNESCO en cuestiones de infraestructuras, presentaron este miércoles en el Ateneo de Málaga el informe realizado sobre el hotel del Puerto, e insistieron en pedir que se renuncie a la construcción. Entre las múltiples razones que se aducen, se insistió en la «irreversibilidad» del impacto que generaría la construcción del hotel. Hasta el punto de sentenciar que la persistencia del valor paisajístico en la capital quedaría tocada de muerte con la irrupción del rascacielos de 135 metros como elemento dominante en una ciudad que, a grandes rasgos, presenta una urbanización plana.

Víctor Fernández y Rocío Silva, catedráticos de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla, integrantes del equipo que redactó el informe, encabezaron una mesa redonda en la que se abordó la idoneidad de un proyecto que no tiene a la unanimidad de la opinión pública a su favor. Los catedráticos expusieron una serie de argumentos encaminados a resaltar la importancia que tiene el paisaje como un elemento que aporta un valor diferencial a la ciudad. ¿Qué es el paisaje urbano histórico? ¿Cómo influye en él el encaje territorial?

Dudas que Fernández quiso resolver a través de una aproximación práctica a la circunstancia concreta que está en debate. «El paisaje histórico de Málaga no se ciñe al puerto sino que está compuesto por varios subsistemas», explicó para argumentar que, en consecuencia, cualquier elemento que se añade tiene su impacto, no sólo en su respectivo subsistema (en este caso el puerto), sino en todo el paisaje de la capital.

Imagínense un paseo arquitectónico un domingo a medio día por la zona del dique de Levante y ahora imagínense el mismo paseo con un rascacielos de 135 metros de fondo. Un escenario que planteó Fernández a un auditorio en el que no hubo presencia de ningún concejal del Ayuntamiento de Málaga, y que le sirvió para destacar que, según el experto, la ubicación elegida para el hotel constituye uno de los principales problemas. «Es uno de los lugares más sensibles a nivel paisajístico de la ciudad», dijo en referencia al dique de Levante, asegurando que el hotel «empequeñecería» a toda la ciudad. Como ejemplo puso a Sevilla, donde, según Fernández, todo el paisaje, en especial la Giralda, ha quedado suprimido bajo la llamada Torre Pelli. Una construcción en la que los expertos de Icomos ven ahora muchas similitudes con el proyecto del hotel del puerto.

Al igual que ahora, Icomos redactó un informe en contra de la Torre Pelli y percibe en Málaga, al igual que en Sevilla, «una falta de un debate serio». En este sentido, Fernández culpó a las instituciones implicadas, Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Puerto de Málaga, de abordar este asunto de «forma superficial» y de «manera frívola». Para ambos expertos, se ha excluido a la ciudadanía de un proceso de suma importancia para el futuro desarrollo de la ciudad. «Informar sobre algo en boletines y tablones de anuncios del Ayuntamiento no es la transparencia que se le debe exigir, hoy día, a nuestros representantes políticos», expresó Fernández.

Por su parte, Silva, también catedrática de geografía, puso sobre la mesa el debate sobre qué es moderno y qué no. Un rascacielos, aseguró, no significa que una ciudad le esté tomando el pulso al tiempo. «Puede ser todo lo contrario si tomamos a Nueva York como ejemplo», dijo sobre un concepto, el de elevar los edificios hasta el cielo como método para aprovechar el espacio, que se desarrolló en los años cincuenta.

Para ambos catedráticos, la posibilidad de frenar la construcción del hotel del puerto pasa por hacer pedagogía entre los malagueños. Fernández recordó que el rascacielos sería incompatible con cualquier futura voluntad de Málaga para ser incluida en la lista de ciudades patrimonio mundial que establece la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial (OCPM).

Por último, Fernández también insistió en que la construcción del hotel contrasta con la estrategia del Ayuntamiento por «apostar por la cultura y los muesos, y que ha dado buenos resultados».