La Fundación Mariano Benlliure y el Grupo Municipal Málaga para la Gente (IU-MpG) han pedido al alcalde, Francisco de la Torre, que las obras de remodelación de la Alameda no lleven aparejadas un cambio de sitio del monumento al marqués de Larios, obra del genial artista valenciano, desde su actual rotonda, sitio original en el que fue concebida, hasta la embocadura de la calle homónima.

En una carta remitida al regidor y firmada por el portavoz, Eduardo Zorrilla, este defiende la peatonalización o semipeatonalización de la Alameda, incluso la del carril central, más allá de la de los laterales. Sin embargo, el proyecto de la Gerencia de Urbanismo «deja mucho que desear y es bastante mejorable, ya que se plantea la cuestión de la peatonalización de la Alameda de forma aislada, independientemente de una propuesta más integral para la ciudad». Así, lo que debe ser una apuesta estratégica para Málaga para que la Alameda deje de ser una gran estación de autobuses urbanos al aire libre, «se convierte en un proyecto aislado y sin sentido histórico».

Destaca Zorrilla el atentado contra el patrimonio histórico que supone «el traslado del conjunto escultórico de la estatua del marqués de Larios y la alegoría al trabajo, la escultura pública con más relevancia de la ciudad, situada en un punto emblemático de la misma, tal y como ha planteado la Fundación Benlliure». Resulta curioso, dicen, que en el otro extremo de la Alameda Principal «el gerente-propietario» de la empresa privada que gestiona el CAC, Fernando Francés, quiera situar al inicio, en el espacio central, «una escultura hiperrealista de un artista que representa». En atención a ello, se suman a la petición de la fundación para que continúe la escultura en su lugar central y que el proyecto sea respetuoso, no altere la configuración histórica.

En cuanto a la fundación, explica en su escrito que Benlliure (1862-1947) fue un escultor polifacético y prolífico, que destacó en la escultura pública. En toda España hay 42 de sus obras, entre ellos el monumento al marqués de Larios, efectuado tras un concurso del Ayuntamiento e inaugurado el 1 de enero de 1899. «Fue concebido para ocupar un lugar singular de la ciudad, al extremo este de la Alameda Principal en su intersección con la calle marqués de Larios, frente a la cual y en el lateral sur del paseo se emplazaba el palacio de la familia Larios», dicen en su carta.

Benlliure, añaden, daba gran importancia a la hora de concebir sus monumentos al lugar en el que se iban a ubicar y a su entorno urbano, «para lo que se desplazaba para estudiarlo in situ». Valoraba los edificios próximos y su estilo arquitectónico, su altura, la orientación que condicionaba el «soleamiento y su percepción con la luz diurna». La orientación de la estatua era obvia: oeste-este, para que el paseante lo apreciara de frente, el conjunto recibiera sol y ninguna estatua mirara al norte. Los constantes cambios en el diseño del espacio urbano deberían respetar los hitos que ya forman parte de la memoria de la ciudad. Así, la fundación propone que se respete su ubicación y orientación originales, que condicionaron la génesis del monumento. Para ello, se puede recuperar a su alrededor una isleta circular, sin modificar el proyecto.

Asimismo, consideran que hay que restituir el podio escalonado que formaba parte del proyecto original para que el conjunto se asiente con naturalidad sobre el terreno, se debe restituir el cerramiento perimetral disuasorio (como el original), así como limpiar y consolidar el conjunto, sin reponer las figuras alegóricas, escudos, guirnaldas y festones desaparecidos, ya que no existen los modelos originales ni documentación que permita recuperar su configuración original.