«Nunca ha llegado a hacerse el Peri (plan especial de reforma interior) de La Mosca. Aunque es en los últimos años cuando estamos haciendo realmente presión, lo llevamos pidiendo desde el año 86», recuerda Francisco Vertedor, de la asociación de vecinos.

La Opinión vuelve a recorrer este barrio de autoconstrucción de Málaga Este para recoger las quejas vecinales de una zona en la que viven unas 3.500 personas, calcula Francisco Vertedor y que reclama, ante todo, mejoras urgentes de accesibilidad. A su lado está Antonio Pino, presidente de la asociación de vecinos, que recuerda el incidente del pasado 1 de mayo, cuando un eucalipto se tronchó y cayó a la vía pública, con lo que rompió dos postes de teléfono 15 minutos antes de la visita del alcalde. Puede que no sea el último en caer, advierte el presidente: «El resto de árboles sigue igual» y señala varios eucaliptos secos apoyados unos en otros.

En la calle Escritor Manuel Solano un pasaje sin nombre, en realidad una pronunciada escalinata, trae de cabeza a los vecinos que viven en las casas más altas. «Mi padre tiene 85 años y hay que subirlo y bajarlo en una silla», se queja Antonio Olea. «Es un problema prácticamente de todo el casco antiguo», dice Francisco Vertedor, que explica que el Peri de hace 20 años, que nunca se llevó a cabo, proyectaba una calle por detrás de las viviendas más altas de esta vía, para hacerles más fácil el acceso. «Era una calle prevista, pero a ver cuándo se hace», señala. La asociación de vecinos quiere una solución para este pasaje.

Y una reclamación relacionada con los problemas de los vecinos, muchos de ellos de edad avanzada y que viven en la parte alta de La Mosca, vuelve a ser la construcción de una calle que comunique con esta parte del barrio, aprovechando un solar frente al antiguo depósito de agua del barrio, que hoy se utiliza como aparcamiento improvisado, ante la falta de plazas (y las muchas multas por aparcar en zona de autovía).

«Nos dicen que está en estudio. No es una cuestión de estética sino de seguridad y humanidad. Tenemos todo el barrio lleno de cables y nos aguantamos, pero con esto ya hablamos de cosas muy necesarias», subraya el presidente Antonio Pino, quien en marzo del año pasado, acompañado por una veintena de vecinos, ya reclamó en este diario esta calle que considera vital para La Mosca.

De paso, la asociación propone que una parte de la parcela se destine a aparcamiento.

Y en la calle Escritor Varo Miraval, un poste en mitad de la escalera ha obligado a colocar la barandilla de seguridad en mitad de la escalinata. Pero el problema más serio está un poco más arriba, en la calle Escritor Maruján Cabrera, cuyo tramo principal lleva dos años cediendo junto a un terraplén sin barandillas.

«La única esperanza que tenemos es que se rompa la tubería de saneamiento, salga todo para abajo y tengan que ponerle arreglo», cuenta José Guirado, que vive delante del tramo más dañado con su mujer, recién operada de la columna.

Los vecinos lamentan que el barrendero nunca visite la calle y que la luz de la vía sea una farola puesta hace cuarenta años. «Y encima pagamos 407 euros de IBI por esta porquería de calle», lamenta Antonio Guirado, que recuerda que la calle la hormigonaron y costearon los vecinos en 1983. «El alcalde nunca ha estado aquí, no quiero ni verlo», comenta. La asociación de vecinos recuerda que ha invitado a Francisco de la Torre «tres o cuatro veces por escrito» pero todavía no ha conseguido que visite esta parte alta de La Mosca.

La rotonda

Pero también hay buenas noticias, informa la asociación de vecinos, como el proyecto municipal, que el anterior concejal de Málaga Este, Julio Andrade, aseguró a este periódico que estudiaría, de construir una rotonda pensada para que la línea 29 de la EMT se acerque al barrio.

La rotonda llevará consigo aceras para los vecinos que se desplazaban a pie hasta el supermercado cercano de Hacienda Paredes; así, dejarán de jugarse el físico al pasar sin aceras junto al acceso a la autovía.