Un automóvil Jaguar abandonado y con los cristales rotos ocupa, atravesado, la plaza de aparcamiento que en teoría pertenece a Charles Ajayi, un nigeriano de 53 años, residente en Málaga desde 2004 y empleado de Smassa.

Charles cuenta con trastero, plaza de aparcamiento y paga 397 euros mensuales de alquiler por una vivienda, en el número 68 de la calle Trinidad, un bloque de La Caixa de 2015 que, al año de su inauguración, se convirtió en una suerte de Fort Apache.

«No se puede entrar al aparcamiento por el olor que hay, es necesario dar un rodeo», explica, mientras cuenta que hay personas que hacen sus necesidades dentro para que tenga difícil acceder. «No tengo el coche dentro», explica.

Pese a que solo cuenta con tres años, el bloque parece haber sufrido una invasión de los hunos. El ascensor no funciona, las hojas en algunos pisos están semiabiertas y en la zona común de la cuarta planta se aprecian las huellas de un incendio, que se produjo el año pasado.

Completan el panorama cables sueltos por todos lados, ausencia de luz en los pasillos, la falta de una cerradura de entrada al bloque y a los aparcamientos y unos paneles de luz, teléfono y agua abiertos de par en par en los que algunos vecinos hacen realidad el lema ´sírvase usted mismo´. También hay, apunta, venta de droga.

«Aquí hay unos 50 pisos y de ellos hay unos 30 okupas; que yo sepa, vecinos solo quedamos yo y dos hermanos», cuenta Charles Ajayi, que explica que no puede traer a su hija pequeña con asiduidad a casa por la peligrosidad del bloque. «Al principio La Caixa arreglaba los desperfectos pero cuando entraron los okupas lo dejaron», lamenta.

El inquilino nigeriano denuncia que, además de tener que convivir con okupas, hay mucho interés por algunos de ellos de que abandone su piso en alquiler, «porque lo tengo en buen estado», así que tiene que hacer frente a menudo a insultos racistas. «Me dicen en la calle que cómo el negro puede estar ahí», lamenta.

Charles Ajayi compara la situación del bloque con otro, del mismo banco, vacío y con seguridad 24 horas, en el 6 de la calle Trinidad, donde no hay ningún problema. «Si me hubieran hecho caso desde el principio y hubieran puesto seguridad no estaría como está ahora», señala. El empleado de Smassa lamenta la reacción de La Caixa que, lejos de poner remedio, ha puesto en duda si paga a tiempo. «Pago todos los meses el alquiler», subraya.

Vista la situación, vuelve a pedir al banco que ponga remedio al bloque o en caso contrario le traslade en las mismas condiciones al número 6 de la calle Trinidad.

El concejal socialista, Sergio Brenes, lamentó ayer que La Caixa «lejos de actuar, se ha vuelto contra este señor por denunciar la situación» y explicó que ha hecho gestiones con el Instituto Municipal de la Vivienda para que medie con el banco. «En teoría La Caixa lo que quería hacer era vaciar el edificio, rehabilitarlo y volver a ponerlo en el mercado», apuntó el concejal.

Este diario trató ayer de recabar la respuesta de La Caixa, sin resultado.