«Es que es nuestra casa. Todos somos personas de bajo poder adquisitivo y no tenemos dónde ir», resume Eduardo Tornés, de 87 años.

Este antiguo trabajador de la fábrica del Amoniaco se encontraba en la mañana de ayer delante del Centro de Participación Activa de Personas Mayores de La Trinidad. Cada día recibía de 700 a 900 usuarios, informaba ayer su director, Manuel Prieto.

Las obras de reforma, para dotar al centro de una salida de emergencia, por exigencia de los bomberos, y mejorar de paso la accesibilidad en el patio central, presupuestadas en unos 150.000 euros, parte de ellos, fondos europeos, debían haber terminado el 19 abril. Sin embargo, llevan paradas desde el 2 de mayo.

«Ha habido mala organización a la hora de pagar las contratas», considera Eduardo Tornés.

Las obras han provocado que parte de los usuarios tengan que acudir al centro de mayores del Perchel, en la calle Fernán Núñez, también de la Junta. Uno de ellos es Alfredo Toval, antiguo empleado de Citesa de 84 años, del taller de prensa de La Trinidad, igual que Eduardo Tornés.«El parón lo veo muy mal porque ahora estoy aburrido. Voy alguna vez al centro de mayores del Perchel pero no es lo mismo», cuenta Alfredo.

«Todos estamos deseando que el centro empiece otra vez. Le pediría a los responsables que aceleraran porque ya debía estar abierto, pero soy de las de la botella medio llena y creo que esto volverá a ser lo que era: un centro maravilloso», explica Pilar Andreu, otra de las usuarias.

A su lado está Manuel Burgos, de 72 años, que lleva veinte acudiendo a este centro de mayores. En su opinión, para acelerar el final de las obras, «si antes tenían que trabajar 8 horas, que trabajen 12, porque los perjudicados somos los que nos tenemos que desplazar al Perchel, aunque hay personas que no van porque no pueden caminar».

Además de los mayores, la familia que atendía el comedor, con unos cien almuerzos diarios, también está a la espera y en el paro.

Respuesta del director

El director del centro, Manuel Prieto, explicó ayer que el retraso no se debe a la falta de fondos de la Junta, sino a la empresa que realiza las obras, «que no es suficientemente solvente, porque todos los que entran a trabajar en la administración no cobran a los dos o tres días».

En este caso, explica que la empresa manifestó que no podía soportar «todo el gasto económico» si cobraba al final de la obra y optó por certificaciones de las partes de las obras que se vayan haciendo. «No pueden soportar estar dos, tres, cuatro meses sin cobrar y es lo que hace que la obra esté parada», indicó.

Manuel Prieto señaló que, según le comentó el perito de la obra, la intención de la empresa era retomarla esta misma semana para terminarla en tres semanas, pues quedarían el techo, la pintura, la electricidad, la fontanería y la limpieza. En todo caso, el director declaró: «Calculo que antes de septiembre es complicado, aunque es una apreciación mía».

Este jueves, informó Manuel Prieto, responsables de la Consejería de Igualdad visitarán las obras.