Tres días después de que la concejala de Playas de Málaga, Teresa Porras, protagonizara una nueva polémica a cuenta de las ya tradicionales natas en el litoral de Málaga explicando que «esa espuma era como la del puchero», este jueves las playas de La Malagueta lucieron esa estampa tan habitual de todos los veranos de grandes manchas de nata y suciedad en el agua. Un problema que obliga todos los años a la contratación de los denominados «barcos quitanatas» para limpiar el litoral y que además ha provocado que tanto Emasa como las otras empresas públicas de aguas de municipios de la Costa del Sol como Acosol, Axaragua, Hidralia y Aguas y Saneamientos de Torremolinos encargaran en 2017 al profesor del Departamento de Química Inorgánica, Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Málaga (UMA) Francisco Ignacio Franco Duro un estudio para «acabar» con las natas en el litoral malagueño, informe que en teoría debería estar finalizado antes de este verano.

Además de este estudio, Emasa desarrolla desde el pasado verano sus propias investigaciones para ver si la arena de las playas malagueñas o la que se usa para su regeneración tiene que ver con la formación de natas.

De hecho hasta que no se finalicen esos estudios no se sabrá con exactitud a que se debe la aparición de esas natas, ya que una gran proporción de ellas poseen una naturaleza muy distinta, según dijo en su día Acosol. Entre las causas barajadas hasta ahora se apuntan a la falta de saneamiento integral; que procedan de algún tipo de limpieza en los fondos de los buques que transitan y atracan frente a la costa y Emasa, incluso, ha trabajado con la tesis geográfica y de corrientes que jugarían en contra de la Bahía de Málaga. Últimamente, hay estudios que apuntan también a arcillas y minerales que son arrastrados desde las cuencas y producirían las dichosas espumas.