­El Colegio de Economistas de Málaga revisó ayer ligeramente a la baja sus previsiones de crecimiento para Málaga en este 2018 debido a la aparición de ciertas «incertidumbres» y «sombras» en la actual coyuntura nacional e internacional que presagian una moderación del ritmo económico. Así, si hace poco más de un mes se vaticinaba un crecimiento de un 3,1% del PIB de la provincia, las expectativas pasan ahora por un dato cercano al 3% (un 2,8% o un 2,9%). La escalada del precio del petróleo a nivel mundial, la incertidumbre política nacional o algunos datos a nivel provincial que perfilan cierto estancamiento pese a mantenerse en niveles positivos (el empleo, las exportaciones o el visado de viviendas) han llevado a los economistas a emitir este diagnóstico. En 2017, el PIB de Málaga creció un 3,3%.

El decano del Colegio de Economistas, Juan Carlos Robles, apuntó en la presentación del Barómetro Económico correspondiente al primer trimestre de 2018 que el crecimiento de la provincia sigue siendo «sano», con porcentajes superiores a la media nacional y regional, pero añadió que se observa una «pérdida de velocidad» en el «ritmo de crucero» que en los últimos años viene manteniendo Málaga. Así, el aumento interanual de cotizantes a la Seguridad Social se sitúa actualmente en algo más de 23.000 personas, cuando el año pasado esa cifra se movía en alrededor de 30.000. «Es una ralentización, pero seguimos creciendo más del doble que Andalucía y que España», insistió Robles.

Acompañado del vicepresidente del Colegio, Antonio Pedraza, y del director de Estudios, Fernando del Alcázar, citó también elementos que llevan a la cautela como el aumento del número de empresas disueltas ( se destruyeron 1.288 en los últimos doce meses) o el discreto comportamiento que sigue mostrando el crédito bancario al sector privado (se conceden más créditos que antes pero más dirigidos a hipotecas que a circulante financiero para empresas). También las exportaciones en la provincia parecen congelarse» en cuanto a crecimiento.

Entre las buenas noticias, el aumento de la inversión en obra pública (aumenta un 47%) y el buen comportamiento del turismo y la construcción. Además, las cifras del turismo demuestran que «sigue siendo un valor seguro, pues crece tanto el número de turistas alojados como el de pernoctaciones en la provincia». Otro buen dato es que la tasa de paro de Málaga en 2017 descendió un 4,09%, casi el doble que en el resto de Andalucía (2,2%) y el doble que en España (2,01%).

Pedraza, por su parte, explicó que la escalada de los precios del petróleo (uno de los tradicionales «vientos de cola» que han empujado estos años) es una mala noticia para la economía europea y para sectores como el turismo, ya que el precio de los viajes en avión depende mucho del factor combustible. A cambio, la fortaleza del dólar frente al euro, reforzada estas últimas semanas, sí contribuirá a que los países de la UE, entre ellos España, puedan mejorar su competitividad. De cualquier forma, los factores que jueguen en contra del crecimiento no afectarán de inmediato sino «a medio plazo».

«Calentamiento» inmobiliario

Respecto al precio de la vivienda, los economistas no ocultaron su recelo. «El calentamiento del sector inmobiliario se está poniendo de manifiesto por las viviendas, que ya llevan tres trimestres consecutivos con un 3% de subida. Estar por encima del IPC puede significar un sobrecalentamiento», admitió el decano. El Colegio recordó que el comprador no busca sólo vivienda para residir en ella, sino también producto que puede ser explotado económicamente como viviendas de uso turístico.

Las subidas de precio obedecen, a su juicio, por un «sobreincremento de la demanda» frente a una oferta «congelada». Los economistas señalaron que la escasez de suelo y la carga burocrática están impidiendo que haya parcelas con licencia disponible, citando enclaves como Teatinos, Martiricos o el Paseo Marítimo.

En todo caso, Robles descartó la posibilidad de una burbuja de precios, ya que para eso haría también falta una «burbuja financiera», algo que no cree que pueda ocurrir debido a que los bancos mantienen muy controlado el crédito al sector privado. «De momento no nos preocupa», dijo el decano que, no obstante, reconoció que subidas anuales del 10% o el 12% (como ya se están produciendo) podrían derivar en burbuja si se mantienen durante cierto tiempo.

Pedraza y Del Alcázar añadieron que el auge de las viviendas turísticas ha provocado que los alquileres suba un 30% en los últimos años, un dato «excesivo», con fenómenos nuevos como «el subarriendo de viviendas». El vicedecano apuntó que una vivienda puede ofrecer actualmente a un inversor una rentabilidad de hasta el 16%. «Es una bestialidad, estamos ante el activo más rentable que hay ahora mismo», dijo.

Por otro lado, mostraron su extrañeza ante el poco avance de las últimas cifras de visado de proyectos para construir nuevas viviendas. «Parece que los factores de incertidumbre política están pesando sobre las decisiones de inversión, reteniendo la tendencia de recuperación que tenía el sector. No es la velocidad que veníamos trayendo», dijo Del Alcázar.